Mazda CX-5

A prueba

Nos hemos subido y conducido este reestilizado Mazda CX-5. Es que es un coche suave, muy cómodo de llevar y con el que el tráfico urbano o afrontar cualquier carretera se hace fácil.

Este renovado Mazda CX-5, luce nueva parrilla y paragolpes y los faros adoptan nuevas formas y tecnología Smart Full Led Adaptativos.

En el interior, agrada con unos acabados de bastante calidad, con la pantalla central de 10,5” táctil situada bastante bien en el horizonte de la mirada al conducir, y de un tacto de funcionamiento general de todos los mandos a la altura de muchos vehículos premium. El cuadro de relojes se resuelve igualmente con una pantalla de 7,0 pulgadas que se lee muy bien.

El habitáculo es, además, bastante espacioso. La posición al volante es muy buena en todos los sentidos y prácticamente para todas las tallas. Permite suficientes ajustes de asiento y volante para encontrar enseguida la postura ideal de conducción. El maletero asciende hasta los 522 litros, o sea, 55 litros más que antes y con superficies planas.

La gama del Mazda CX-5 se estructura en tres acabados generales:

- Origin

- Evolution

- Zenith

Todos cuentan con llantas de 19” de diámetro, aunque cada uno de ellos con un diseño distinto. Además, hay que sumar tres versiones especiales denominadas:

- Newground, más off road

- Homura, más deportivo

- Signature, equipamiento más premium

Precisamente según esas orientaciones, podemos encontrar algunos detalles de equipamiento o acabado más significativos.

Por otro lado, a partir de ahora el sistema multimedia no solo es compatible con sistemas Apple CarPlay y Android Auto para los smartphones, también con los servicios que se ofrecen con la app MyMazda. Los asientos también han sido objeto de atención y ahora se anuncian más completos en sujeción y comodidad. Y entre el equipamiento de las versiones mejor dotadas podemos encontrar incluso un nuevo sistema de visión trasera en 360 grados que se vale de las imágenes tomadas por cuatro cámaras y que nos ofrecen una visión periférica de todo el contorno exterior del coche en maniobras. Resulta muy útil, especialmente en aparcamientos estrechos o comprometidos.

En materia de las ayudas a la conducción, el Mazda CX-5 no se olvida de tener elementos como el Mi-Drive, o Mazda Intelligent Drive, de nueva factura que permite seleccionar tres modos de conducción. Son Normal, Sport y Off-Road (este último solo en las versiones de tracción total).

Mazda anuncia en sus ajustes del chasis en su nuevo CX-5, por ejemplo, una amortiguación y dirección más eficientes. Sea como fuere, este coche filtra muy positivamente toda clase de circunstancias que pasen debajo de sus ruedas y mantiene el coche muy plano en todas las curvas, pero sin llegar un tarado deportivo muchas veces incómodo.

La gama de motores no varía, con dos de gasolina y dos diésel, ni tampoco el tipo de cambio, manual o automático, ni tampoco la tracción, delantera o total. En el lado de la gasolina la técnica Skyactiv-G de la marca sigue impregnando tanto a la versión de 2.0 litros y 165 CV como a la de 2.5 litros y 194 CV. Mientras que en diésel (Skyactiv-D) se puede seguir eligiendo entre el motor de 2.2 litros y 150 CV o de 184 CV. El mix de ventas que se espera en estos dos combustibles es de un 80% para el primero y el 20% restante para el segundo. Las previsiones de ventas del CX-5 en unidades están en unas 3.500. Y de esas ventas, más del 90% serán versiones de tracción delantera (4x2). Por fuera es relativamente fácil distinguirlos porque los diésel tienen una salida de escape y los gasolina, dos.

De la misma forma, y según versión y/o acabado, el Mazda CX-5 ofrece cambio manual de seis velocidades o automático del mismo número de relaciones.

Los precios del Mazda CX-5 arrancan en los 28.400€ con los descuentos que ofrece la marca y que, sin estos, es de 30.900 para la versión CX-5 Skyactiv-G 2.0 MT 2WD Origin (165 CV).