Publicado por Si Lo Hubiera Sabido | 14 de enero de 2025
Uno de los acontecimientos principales del primer mes de 2025 es la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. Lo hace con más poder que nunca, al dominar la Cámara de Representantes, el Senado y su propio partido, y con un objetivo claro: primar a la industria estadounidense sobre el resto. Y para esto último ha decidido echar mano de un viejo truco: imponer aranceles a las importaciones.
En concreto, el presidente pretende establecer un arancel universal del 60% sobre las importaciones procedentes de China y de hasta un 20% para las del resto de países. Pero, más allá de la idoneidad de la medida, conviene analizar las posibles consecuencias inmediatas de una medida de este tipo.
Trump dice hacerlo en defensa de la industria americana, ya que sectores como el de la fabricación de automóviles se han visto expuesto ante la pujanza del gigante asiático. Sin embargo, también puede perjudicar a empresas norteamericanas que, como Apple, tienen la producción externalizada, precisamente, en China.
El nuevo mandatario estadounidense promete recrudecer las tensiones con el país asiático, pero las relaciones vienen siendo tensas desde hace años. Precisamente por eso, grandes multinacionales ya comenzaron hace un tiempo a trasladar su producción de China a otros países asiáticos como India, Vietnam o Indonesia. También lo hicieron grandes compañías chinas.
Lo cierto es que la guerra comercial no supuso, ni lo hará tampoco ahora, un regreso a Estados Unidos de trabajos que se marcharon del continente hace muchos años y que, como ya adelantó Steve Jobs a Barack Obama en 2011, nunca volverán. La abundancia de mano de obra, los bajos salarios, las ventajas fiscales y la robusta cadena de suministro de los países asiáticos son reclamos demasiado poderosos.
Si ahora deja de merecer la pena fabricar en China, la producción se trasladará a otros mercados del sudeste asiático.
De esta manera, si ahora deja de merecer la pena fabricar en China, la producción se trasladará a otros mercados del sudeste asiático. Y aquí hay dos claros ganadores. Por un lado, está Singapur, un país con acuerdo de libre comercio con Estados Unidos y que previsiblemente escapará de los nuevos aranceles. Pero es solo una ciudad y que, como tal, no puede albergar toda la producción.
Por eso mismo, muchos analistas consideran que el principal ganador de la victoria de Donald Trump será Vietnam, cuya economía es una de las más volcadas al comercio exterior de todo el mundo. El comercio internacional equivale a más del 156 % de su PIB y, además, tiene acuerdos de libre comercio con países que representan más del 60 % de toda la economía mundial, incluyendo la Unión Europea y prácticamente todos los grandes países de Asia-Pacífico.
Además, Vietnam también tiene una población joven y formada para la industria tecnológica. De hecho, el país forma cerca de 100.000 ingenieros cada año y casi la mitad de todas sus exportaciones están relacionadas con productos electrónicos, teléfonos inteligentes, ordenadores portátiles y componentes de maquinaria. La inversión extranjera no deja de llegar (Alphabet, Apple, Intel…) y muchos creen, incluso, que Vietnam, más que la nueva China, será la nueva Corea del Sur.
Y aunque el déficit comercial de Estados Unidos con Vietnam no deja de crecer, no parece probable que Trump vaya a actuar igual que con China, ya que Vietnam, no tiene ninguna ambición geopolítica. Además, ante un escenario de confrontación directa entre Estados Unidos y China, este pequeño país asiático puede convertirse en un importante aliado.
Los planes de Donald Trump tendrán ganadores y perdedores. ¿Estará Vietnam entre los primeros? ¿Se acelerará el traslado de grandes empresas estadounidenses y multinacionales de todo el globo a otros países del sudeste asiático? De todo esto hablamos en el nuevo episodio de Si Lo Hubiera Sabido, el canal de información financiera de Mutuactivos.
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