Las reparaciones y arreglillos mínimos en nuestros hogares son cada vez más asunto de los profesionales. Las nuevas generaciones no están dispuestas a invertir tiempo y esfuerzo en hacerlas y ni siquiera los tutoriales de YouTube, los blogs de manitas y las plataformas donde explican cómo hacer las “chapuzas” más habituales y típicas son suficiente aliciente para animarnos a ponernos manos a la obra.
Por regla general se prefiere pagar por esos servicios que hacer un Do it yourself (hazlo tú mismo). De ahí que los servicios de “manitas a domicilio” estén en pleno auge. Según el Ministerio de Fomento, en España hay más de 19 millones de viviendas principales y más de 6 millones y medio de hogares secundarios y tanto las inclemencias meteorológicas como el paso del tiempo, hacen que todas ellas requieran de un correcto cuidado y mantenimiento. En este sentido, se estima que el 40% de los españoles ha tenido que reparar alguna avería en su hogar en el último año. Pero ¿quién se encarga de las reparaciones de nuestros hogares?
Un estudio reciente afirmaba que el 70% de los españoles no realizaban ellos mismos ninguna reparación en sus hogares antes de la pandemia. Y los que menos lo hacían eran o los más jóvenes con cierto poder adquisitivo o las personas mayores, especialmente viudas que viven solas. Sin embargo, y obligados por el confinamiento, un 25% decidió intentar ser más “manitas” y perder un poco el miedo a la caja de herramientas. De hecho, el comparador de precios idealo.es realizó un análisis de los artículos de bricolaje y manualidades más demandados durante la pandemia y la conclusión fue que la demanda de artículos como los taladros, los destornilladores eléctricos o las lijadoras crecieron de forma exponencial.
Estas adquisiciones concuerdan con el dato de otro estudio que afirma que, a pesar de que somos poco habilidosos y de que tendemos a echar mano de profesionales, el 54% de los españoles han intentado realizar tareas de bricolaje doméstico en el último año, el doble que en ejercicio anterior.
La explicación es muy sencilla: al estar más tiempo en casa, nos hemos dado cuenta de que nuestro hogar tenía aspectos mejorables y, además, hemos tenido más tiempo libre para practicar el ensayo-error sin agobios. Todo ello se suma, además, a que hemos descubierto que este tipo de tareas domésticas era una vía de escape que, aparte de ayudar a mantener la mente ocupada, hacían el hogar más seguro, cómodo y agradable.
Cambiar bombillas, purgar un radiador, desatascar el fregadero o incluso realizar algún arreglo de pintura no supone mucho problema, pero si ya tenemos que montar muebles, colocar estanterías o realizar alguna labor de carpintería, buscamos ayuda a algún familiar o amigo o directamente llamamos a un profesional; igualmente para asuntos relacionados con la fontanería, albañilería, electricidad o la reparación de electrodomésticos.
El argumento principal para solicitar el servicio de profesionales para estas reparaciones es que aportan más tranquilidad y ahorro de tiempo y esfuerzo, como es el caso del que ofrece Mutua a sus asegurados de hogar y auto o los servicios de profesionales a través de su portal MMHogar te ayuda. Al fin y al cabo, el tiempo es oro y el ocio sagrado.
Aunque, por otro lado, la escalada de la domótica ha hecho que dispongamos de electrodomésticos cada vez más inteligentes y con menos tendencia a estropearse.
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