Cómo son las casas prefabricadas y cómo se construyen

La subida constante de los alquileres y el repunte de precios en la compra de vivienda tradicional está haciendo que los clientes empiecen a plantearse con más frecuencia la compra de casa prefabricadas o de fabricación modular. Sus ventajas más destacadas: son más baratas y su construcción es muy rápida. De hecho, la construcción de estas casas prefabricadas o, como les gusta llamarlas a los arquitectos, industrializadas, está en plena ebullición en el mundo occidental, muy a la zaga aún de EE. UU., donde una de cada tres viviendas es prefabricada, o Japón, donde la mitad de las viviendas se hacen de este modo.

Los resultados finales están acabando con la mala imagen que venía arrastrando este tipo de viviendas, especialmente en algunos países como España, donde estamos habituados a la construcción clásica de hormigón y ladrillo. Sin embargo, cada vez más personas se declinan por este tipo de casas: de hecho, el mercado de estas viviendas industrializadas en nuestro país lleva ya varios años imparable, siendo Barcelona, Madrid, La Palmas, Santa Cruz de Tenerife, Valencia, Baleares, Asturias y Sevilla, las provincias más interesadas.

Son, según los expertos, casas más ecológicas, energéticamente más eficientes -alcanzan fácilmente calificación energética A-, de diseño vanguardista, rápidas de construir, de materiales nobles y, muy importante, hasta un 25% más económicas (algunas de ellas). De ahí que todo apunte a que la fabricación de casas en cadena tenga un halagüeño futuro.

Pero ¿qué tiene de especial la fabricación de casas prefabricadas? ¿Son todas iguales? En cuanto a cimentación, sí. En función de las variables habituales, tipo de terreno, peso de la vivienda y esfuerzos transmitidos por la estructura, todas las edificaciones suelen construirse sobre distintos tipos de cimientos de hormigón, entre otras razones porque, a fecha de hoy, es el sistema más económico. Sobre rasante, se puede diferenciar dos sistemas distintos de edificación prefabricada: las construcciones basadas en elementos 2D, que permiten la “pre” fabricación en serie de elementos que finalmente compondrán la edificación y las modulares o sistemas 3D.

Estas últimas se suelen realizar a la carta, bajo pedido, con diseños exclusivos. Se construyen mediante la fabricación de módulos en tres dimensiones habitualmente muy pesados que requieren de medios de elevación -grúas- de gran tonelaje y medios de transporte especiales, costosos y, por tanto, contrariamente a lo que se piensa, su precio final es superior a las de 2D y también a las viviendas construidas con sistemas tradicionales, pero alcanzan una calidad constructiva muy superior a la tradicional.

Algo que sorprende mucho a los clientes es la rapidez y limpieza del proceso y la implantación sobre la cimentación, y es que el montaje definitivo de una vivienda unifamiliar llega a realizarse en un solo día.

Lo que hay que tener siempre en cuenta es que siguen siendo viviendas y por tanto están sujetas a la normativa vigente y deben cumplir la Ley de Ordenación de la Edificación y el CTE, por cuestiones comerciales (los clientes demandan estructuras “sólidas”), prácticas (facilidad de manipulación en fábrica) y económicas, las estructuras suelen ser de hormigón y acero. Las fachadas pueden ir revestidas de madera, piedra, pizarra... Después del montaje definitivo o en parcela, sólo quedarían los remates de pintura, conexión de instalaciones entre módulos, instalaciones eléctricas, falsos techos, etc., que llevan algún día más, pero con la casa ya perfectamente montada. Y, eso sí, al tratarse de bienes inmuebles, se necesitan los mismos permisos que las viviendas convencionales.