La llaman “muerte dulce” y es la causa de más de cien fallecimientos al año en España. Los casos más comunes de inhalación involuntaria de monóxido de carbono se producen cuando existe un escape o una mala combustión en calderas, cocinas o estufas de gas, pero también la leña, el carbón, la gasolina y otros combustibles desprenden este gas cuya presencia en espacios cerrados es indetectable sin ayuda de sensores.
Ahora, la marca francesa de domótica Netatmo ha diseñado un detector inteligente de monóxido de carbono que se puede instalar de un modo muy sencillo en cualquier rincón discreto de la casa o del garaje. El dispositivo monitoriza en tiempo real la tasa de CO en el aire y nos alerta si se produce una concentración de este gas tóxico, invisible e inodoro. Con unas dimensiones de apenas 10 cm por lado y poco más de 2 cm de grosor, este detector emite una señal de alarma acústica de 85 dB y nos envía un mensaje a nuestros dispositivos móviles siempre que tengamos instalada la aplicación Netatmo Home + Security, disponible tanto en Apple Store como en Google Play. En caso de no disponer de internet en el momento del aviso, la alarma acústica sigue sonando. Está equipado con wifi y Bluetooth Low Energy y su consumo es tan bajo que la batería puede durar hasta 10 años.
La sensibilidad de este detector permite a las personas que se encuentran en peligro actuar antes de que los efectos del monóxido de carbono actúen en su organismo y les impida ponerse a salvo, ya sea ventilando o saliendo rápidamente de la estancia. Esto es especialmente importante por cómo afecta este “veneno silencioso” a los pocos minutos de respirarlo. Cuando el gas entra en los pulmones se mezcla con la sangre y se une a la hemoglobina, que tiene unas 250 veces más de afinidad por el CO que por el oxígeno. Por eso, la sangre cargada de monóxido de carbono que circula por el cuerpo no oxigena los tejidos y órganos y se produce una hipoxia celular.
Los síntomas de la intoxicación comienzan con dolor de cabeza, cansancio, mareo y náuseas y, a medida que la situación empeora, llega la desorientación, visión borrosa, alteración del humor, arritmias cardíacas y pérdida de consciencia, entre otros. Esto hace que una víctima de intoxicación por monóxido de carbono quede indefensa en pocos minutos sin ser consciente de su situación. De ahí la importancia que tiene recibir una alerta como la que emite el detector inteligente de Netatmo antes de que aparezcan los primeros síntomas.
Además, los daños producidos por un envenenamiento severo de CO pueden ser irreversibles. Lesiones cerebrales permanentes, patologías cardíacas, muerte fetal o aborto espontáneo en caso de embarazadas son algunas de las consecuencias con peor pronóstico. Aunque menos habitual, se puede producir también el llamado “síndrome neurológico tardío”, que aparece semanas o incluso meses después de la intoxicación y se traduce en diferentes afecciones como la neuropatía periférica, alteraciones de conducta, pérdida de memoria o problemas psicomotrices.
Disponer de un detector de CO en lugares cerrados donde puede producirse un aumento peligroso de este gas es, además de aconsejable, bastante económico. La opción de Netatmo ronda los 100 euros, pero existen otras alternativas más asequibles en el mercado de marcas como Honeywell, Heiman o X-Sense. También hay dispositivos domóticos que, además de detectar la presencia de monóxido de carbono, analizan el entorno aportando también otros datos sobre la calidad del aire.
Blog ÓN
Comité de contenidos