Con la creciente disponibilidad de dispositivos inteligentes, cámaras de seguridad, sistemas de alarma conectados y aplicaciones móviles diseñadas para la seguridad del hogar, ya hay un 83% de españoles que tienen instalada alguna medida de seguridad para proteger su hogar. No solo se trata de evitar que entren ladrones, sino también de poder recibir información en caso de que se produzca algún imprevisto, como puede ser un incendio o una inundación.

La tecnología de seguridad del hogar sigue evolucionando con constantes innovaciones que ofrecen nuevas funciones y capacidades para ayudar a proteger los hogares y proporcionar tranquilidad a los propietarios. A continuación, repasamos algunos de los dispositivos que ayudan a vivir más seguros.

Cámara de vigilancia

Las cámaras de seguridad inteligentes son dispositivos que se conectan a Internet y permiten a los propietarios monitorear sus hogares en tiempo real desde sus smartphones u otros dispositivos móviles y recibir una alerta en cuanto detecta alguna intrusión. Algunas cámaras ofrecen características avanzadas como reconocimiento facial, detección de movimiento y visión nocturna; también se puede quedar grabado en la nube, tener audio bidireccional, etc. Estas cámaras de vigilancia se pueden instalar en cualquier lugar, desde la puerta de entrada, un patio trasero, un garaje… pero deben cumplir una serie de requisitos legales para respetar la normativa de protección de datos y los derechos de las personas que puedan ser captadas por ellas.

Detectores de apertura de puertas y ventanas

Los dispositivos de detección de apertura de puertas y ventanas alertan si alguien trata de acceder a la vivienda por la puerta o por las ventanas, que suelen ser una opción más viable para cualquier ladrón que quiere saltarse los sistemas que por lo general controlan el acceso por medio de la puerta. Actualmente pueden encontrarse en kits para domótica que se conectan a Internet y que se controlan por medio de una aplicación del móvil. Esto es útil no solo por seguridad, en caso de que entre alguien, sino también para evitar que la casa se enfríe o se caliente en caso de que se abra accidentalmente una ventana. Los dispositivos te alertarán de ello.

Bombillas inteligentes

Antes de irrumpir en una casa, los ladrones suelen tocar el timbre para ver si hay alguien en casa. Pero no es necesario abrir la puerta para intentar intimidarlos: con solo ver alguna luz encendida pueden desistir. Las bombillas inteligentes se pueden accionar incluso sin estar en casa, de forma remota o aleatoria para simular nuestra presencia en la vivienda. También pueden aprender un horario de iluminación para encender y apagar las lámparas tanto si estás en casa como si no, siguiendo los patrones que determines.

Cerraduras inteligentes

Las cerraduras inteligentes, con clave numérica o biométrica, permiten a los propietarios bloquear y desbloquear sus puertas de forma remota y segura utilizando aplicaciones móviles. Algunas cerraduras inteligentes también ofrecen características como códigos de acceso temporales y registros de actividad.

Timbres de video inteligentes

Los timbres de video inteligentes están equipados con cámaras de video y permiten a los propietarios ver quién está en la puerta desde sus teléfonos inteligentes. Algunos modelos también ofrecen comunicación bidireccional, lo que permite a los propietarios hablar con los visitantes a través de sus teléfonos.

Detector de humo

Los detectores de humo son muy importantes para la seguridad de una vivienda. Su misión no es otra que detectar fuego o cualquier humo que salga de la cocina o alguna habitación. Son útiles para lanzar advertencias en cuanto detecten algo extraño y así poder tomar medidas para que el fuego no se extienda. La ventaja de los detectores de humo inteligentes es que, al estar conectados a Internet, no solo van a lanzar un pitido, sino que te enviarán una alerta al móvil. Vas a poder recibir ese mensaje sin importar dónde te encuentres y así actuar lo antes posible para que el problema no vaya a más.

Sensor de inundaciones

El objetivo de estos sensores es detectar fugas de agua como, por ejemplo, una tubería que se ha roto, un grifo que se ha quedado abierto, etc. De esta forma, podrás tomar medidas rápidamente y ver de dónde procede el problema para actuar.

Es útil ponerlo en lugares estratégicos donde pueda haber escapes de agua como un garaje que esté en una planta inferior, cerca del baño, detrás de una lavadora, etc.

© Imágenes: Shutterstock.

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Hacer funcionar el aire acondicionado o la calefacción en una habitación vacía desperdicia energía y dinero. Éste es un ejemplo de lo que no debemos hacer y uno de los puntos de partida para que los edificios inteligentes aprendan a controlar y optimizar sus recursos y rendimientos. Ya no basta con que las oficinas nos proporcionen un espacio para sentarnos en un escritorio y trabajar, ni que las casas sean hogares seguros y confortables: estamos en una nueva era en lo que respecta a la construcción de edificios.

Y gracias a la evolución de la tecnología, es posible que un edificio no solo proporcione todos los servicios que sus ocupantes necesitan, sino que esto se haga haciendo que el edificio sea lo más eficiente posible, minimizando costos y optimizando el consumo de energía.

Un Smart Building es un edificio que cuenta con una infraestructura inteligente que analiza los datos procesables de sus sistemas (sensores, dispositivos electrónicos…) y los procesa para permitir automatizar o programar procesos de sus instalaciones, como la climatización, el acceso, la seguridad, el consumo de recursos… No obstante, además del ahorro medioambiental, estos edificios inteligentes también mejoran su seguridad, por ejemplo, con sistemas inteligentes de detección y gestión de incendios.

Al margen de las situaciones de emergencia, los Smart Buildings ayudan a mejorar la habitabilidad para todos los usuarios. A partir de la monitorización en tiempo real de los datos ambientales, su software permite a los operadores recibir y analizar los datos en tiempo real (y compararlos con el histórico) para ejecutar acciones remotas sobre los sistemas del edificio cuando sea necesario.

Así, por ejemplo, los edificios inteligentes pueden monitorear dónde, cómo y cuándo están presentes los ocupantes, para ajustar y sincronizar elementos como la iluminación, la calidad del aire o regular la temperatura de las diferentes estancias.

Algunos de los elementos que suelen encontrarse en los edificios inteligentes son fuentes de energía renovables (placas solares), dispositivos de iluminación inteligentes (luces, enchufes…), sistemas avanzados para la gestión de las aguas residuales, sistemas de identificación basados en la biometría o tecnologías de reconocimiento facial, fuentes de luz natural, diseño biofílico, sistemas de purificación, materiales inteligentes que se adaptan al entorno… Todo con el objetivo de mejorar la comodidad de quienes trabajan o viven en su interior.

Tratándose de tecnología, conectividad y datos, un último factor fundamental es la ciberseguridad, algo que se tiene en cuenta desde las etapas iniciales del diseño de la infraestructura digital. Se utilizan firewalls, sistemas de detección de intrusiones y encriptación para proteger y garantizar la integridad de los datos.