El transporte es responsable de más del 30 por ciento de las emisiones de CO2 en la UE, de las cuales el 72 por ciento provienen del transporte por carretera. En algunos conductores se perpetúan hábitos a la hora de conducir que contribuyen a generar más emisiones de las que se debería.
En esta serie de recomendaciones la más obvia tiene que ver con la calificación energética del turismo que conducimos. Si estamos a punto de cambiar de coche, es fundamental tener en cuenta la cantidad de gases de efecto invernadero que emiten. Ante la duda, la mejor alternativa será siempre la que ofrecen los vehículos híbridos, eléctricos o los que utilizan biocombustibles. En ECOMutua puedes saber más sobre este tipo de vehículos.
A continuación, y en el marco de la celebración de la COP25, la cumbre del clima de las Naciones Unidas que se celebra en Madrid del 2 al 13 de diciembre, ofrecemos una serie de consejos con los que podrá ahorrar hasta un 15 por ciento de combustible y reducir en esa misma proporción la emisión de dióxido de carbono a la atmósfera:
1. Saber arrancar es clave
Es el momento más importante en términos de emisión de gases. Por ello debemos evitar calentar el motor poniéndolo en funcionamiento y dejándolo al ralentí. En este sentido, la recomendación clara es no arrancar el motor hasta que no se vaya a conducir y, en ese momento, no pise el pedal del acelerador, pues esto solo contribuye a un mayor consumo de carburante.
Si tu motor es de gasolina, inicia la marcha inmediatamente después del arranque. En los motores de diésel, se recomienda esperar unos segundos.
2. La primera, solo para arrancar
La primera marcha solo debes emplearla para poner en marcha el vehículo. No circules con ella, ni siquiera cuando se trata de velocidades pequeñas o trayectos por zonas urbanas en las que tengas que detenerte continuamente para cumplir con las señales de tráfico o con el paso de peatones.
3. La velocidad dispara el consumo
Moderar la velocidad no es solo una cuestión de seguridad, sino de respeto al medioambiente. ¿Sabías, además, que un aumento de velocidad del 20% (pasar, por ejemplo, de 100 a 120 km/h) significa un aumento del consumo del 44 por ciento? Un problema que, desde luego, no aplica en el consumo de los vehículos eléctricos.
Por eso, el consejo es mantener una velocidad uniforme en la medida de lo posible y mantener una buena distancia para evitar frenadas y aceleraciones innecesarias.
4. Conducir con la mayor marcha posible
La recomendación general es circular en marchas largas, a bajas revoluciones y con el acelerador pisado en tres cuartas partes. En cuanto al cambio de marchas, te recomendamos que lo hagas a bajas revoluciones (antes de 2.500 revoluciones/minuto en motores de gasolina, y antes de 2.000 revoluciones/minuto en diésel).
5. No reduzca marchas para detenerse
En el momento en el que detectes un obstáculo o una reducción de la velocidad de circulación en la vía, levanta el pie del acelerador para anticipar las siguientes maniobras. Lo correcto es, una vez levantado el pie del acelerador, dejar que el vehículo marche por su propia inercia con la marcha engranada mientras se va reduciendo la velocidad.
Si tienes que detenerte, trata de realizar la detención en la marcha más larga a la que estés circulando. Es decir, no reduzcas marchas para detenerte.
Recuerda que, además de a través de la conducción, la eficiencia en el vehículo se gana también a través de su cuidado que permite medir la emisión de gases del vehículo, entre otros.