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La vuelta al cole está muy próxima, por eso no debe extrañarte si ves a un niño yendo a clase con un Tablet y un bocata, en vez de con una mochila a la espalda. La tecnología avanza y, por ende, la sociedad y la manera de educar con un concepto novedoso: flipped learning.
Probablemente nunca hayas oído hablar del flipped learning, pero dentro de muy poco será algo cotidiano. El flipped learning o aula invertida nació hace ocho años en Estados Unidos cuando dos maestros observaron que faltaban alumnos con frecuencia a sus clases. Con el objetivo de proporcionarles una ayuda extra, los profesores comenzaron a grabar e impartir sus lecciones.
A raíz de patentar esta fórmula, descubrieron que de esta forma ellos podían captar la atención en las necesidades individuales de cada estudiante. Con el paso del tiempo, la clase terminó dándose la vuelta: ésta se da en casa y en el colegio se trabajaría la parte más activa, dejando de lado uno de los grandes problemas: la motivación.
Con el paso del tiempo y el desarrollo de nuevos materiales como tablets o móviles, el aprendizaje ha dado un giro de trescientos sesenta grados. Los libros y cuadernos han dejado paso a tablets, dónde leer la lección y hacer ejercicios no requerirá de llenar la mesa de hojas.
La implantación de este modelo se ha visto reforzado por las fortalezas que internet ofrece para la creación, publicación, búsqueda y sistematización de los recursos a través de la red, dando lugar así a las oportunidades para el proceso de aprendizaje y cambiado por completo los métodos tradicionales, que tanto profesores como estudiantes tienen adquiridos.
Además, mediante una pizarra virtual, los alumnos podrán contestar a los ejercicios desde su pupitre sin la necesidad de levantarse. Pero el flipped learning va mucho más allá de aprender en casa y disfrutar del aprendizaje en el centro.
Los propios alumnos son los protagonistas del aprendizaje gracias a unas técnicas llevadas a cabo por profesores, formados para esta causa, que potencian dinámicas grupales y diversas actividades que luego tienen su fin en buenas notas por parte de los alumnos y un clima de aprendizaje.
Este método no es sustitutivo de los libros de texto, de hecho es complementario al igual que otras técnicas de estudio como el poder escribir sobre tu escritorio virtual y así tener mejor organizadas las ideas cuando estudias. La tecnología en este tipo de casos suma, nunca resta.