Hace tiempo que la idea de colonizar Marte dejó de ser un simple cuento de ciencia ficción. Ahora más bien se trata de un proyecto multidisciplinar que, de una u otra manera, acabará siendo viable en un futuro no muy lejano.
The Mars Society, una organización estadounidense impulsada por voluntarios de todo el mundo para promover la exploración y colonización del Planeta Rojo, convocó en febrero de 2020 un concurso de ideas para lo que sería una ciudad estado casi autosuficiente y de al menos un millón de habitantes en este planeta.
En la última Convención Internacional Mars Society, celebrada entre el 15 y el 18 de octubre del pasado año, se dieron a conocer los nombres de los cinco primeros clasificados, de los 175 proyectos presentados al concurso.
El primer premio, valorado en 10.000 $, recayó en Nexus Aurora, un proyecto internacional muy completo, tal y como exigía la convocatoria, en el que se detallan aspectos tan dispares como la extracción y explotación de materias primas en reservas minerales de Marte, estructura de los asentamientos urbanos, huertos agrícolas, reciclaje de materiales, logística robotizada, etc. Los siguientes clasificados, con premios de 5.000, 2.500, 1.000 y 500 dólares respectivamente fueron para iniciativas de Australia, Francia y EE.UU.
Según palabras del Dr. Robert Zubrin, presidente de The Mars Society, “nuestros finalistas hicieron un trabajo maravilloso al presentar los requisitos para el asentamiento humano a largo plazo del planeta Marte, tomando en consideración muchos aspectos importantes. Sus esfuerzos detallados ayudarán tanto a la comunidad científica como al público en general a comprender mejor lo que se necesita para establecer la primera gran ciudad en el Planeta Rojo en un futuro no muy lejano”.
Entre los 10 proyectos finalistas hubo representación española, a cargo de varios miembros de la red Sonet y capitaneada por el astrofísico Guillén Anglada-Escudé. Bajo el nombre Nüwa, esta propuesta de ciudad consistiría en una estructura vertical orientada al sur y construida tras la pared de un acantilado de un kilómetro de altura. De ese modo, la población quedaría protegida de la radiación y, al mismo tiempo, se podría aportar luz al interior.
Todavía son muchos los problemas que quedan por resolver antes de iniciar un asentamiento fuera de nuestro planeta. El abastecimiento de alimentos y materias primas, la construcción de viviendas, instalaciones e infraestructuras aptas para la vida en un lugar tan hostil, las consecuencias de la radiación y otros factores en nuestro organismo, la duración del viaje teniendo en cuenta que la distancia no es constante ni la trayectoria recta… Algunos expertos mencionan incluso la necesidad de modificar el ADN de los astronautas que fueran a pasar largos períodos en las colonias de otros planetas. Otro debate estriba en la conveniencia de elegir un destino tan alejado como Marte, en lugar de iniciar nuestra expansión interplanetaria en la Luna.
Esta no es la primera vez que expertos han evaluado la posibilidad de establecer asentamientos en el Planeta Rojo. La NASA ya ha realizado sus primeras propuestas y Elon Musk, fundador de Tesla, ya ha definido un calendario para viajar a Marte en dos fases. Primero una misión no tripulada en 2022 y, en 2024, otra con personas a bordo. A partir de ahí, la idea es construir una ciudad y emprender viajes de colonización con cien pasajeros por vuelo en el Big Fucking Rocket, el nuevo cohete de Space X.
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