Regula la temperatura gracias a este innovador hormigón

La preocupación por la eficiencia energética en las casas no es algo nuevo. Aunque el mayor desarrollo tecnológico en sostenibilidad ha tenido lugar durante las últimas décadas, se sabe que ya Sócrates reflexionaba sobre cómo aprovechar los recursos naturales y las condiciones climáticas de la mejor manera posible. Así lo dejó escrito cuando decía: “En las casas orientadas al sur, el Sol penetra por el pórtico en invierno, mientras que en el verano el arco solar descrito se eleva sobre nuestras cabezas y por encima del tejado, de manera que hay sombra”. Siglos después, en la década de los 80 del siglo XX, se acuñó el término Passive House para referirse a aquellas construcciones levantadas sobre las bases de la arquitectura bioclimática.

En paralelo, los materiales con los que el ser humano ha buscado refugio a lo largo de su historia también se han ido volviendo cada vez más sofisticados. A medida que los núcleos de población han evolucionado y crecido en tamaño y densidad, las condiciones ambientales se han hecho más inhóspitas para sus habitantes. Muchas ciudades se han convertido en islas de calor. Los aires acondicionados, el tráfico o el calor residual de la industria son factores que aumentan la temperatura de estas grandes urbes con respecto a sus áreas colindantes.

Para lograr un equilibrio entre el confort térmico y el ahorro energético y, al mismo tiempo, evitar que el sobrecalentamiento en las ciudades siga aumentando, se comienza a utilizar materiales de construcción que tratan de ayudar a conservar la temperatura o sean capaces de adaptarla a las necesidades del momento. Además, esos mismos materiales podrían ser más resistentes y retrasar el envejecimiento de las estructuras, haciendo que su mantenimiento sea también más sostenible.

Así es como se están desarrollando materiales inteligentes como metales transparentes, aleaciones con memoria de forma, carbono molecular o biomateriales, como el hormigón que repara las grietas gracias a unos microorganismos.

Además de esta revolución de los materiales, que está en plena efervescencia, también se está avanzando en la manera de construir, por ejemplo, incorporando a las fachadas y cubiertas sistemas capaces de generar energía. Es el caso de un nuevo hormigón que regula la temperatura interior del edificio para evitar el uso de calderas.

En esencia, la solución consiste en emular el funcionamiento de un suelo radiante en las fachadas mediante paneles de hormigón de ultra altas prestaciones (UHPC por sus siglas en inglés), también conocido como hormigón en polvo reactivo. Aunque existen variantes, los ingredientes principales de este material son cemento, polvo reactivo, piedra caliza, harina de cuarzo, arena fina y agua.

Esos paneles, de 12 mm de grosor y muy resistentes, integran canales por los que circula el líquido encargado de climatizar todo el interior del edificio sin afear la estructura con máquinas exteriores de aire acondicionado. Según explican sus creadores, el propio material absorbe la energía térmica del sol, que se transfiere al líquido que circula por su interior y, mediante bombas de calor internas, lo enfría o calienta para conseguir la temperatura deseada.