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El humo del cigarrillo ha sido el último en aparecer en escena como una causa de la pérdida de efecto de algunos tipos de antibióticos. En concreto se le considera el posible responsable de que las cepas bacterianas de Staphylococcus Aureus Resistente a la Meticilina (SARM) sean más resistentes a los antibióticos. Así lo ha demostrado una nueva investigación de la Universidad de Bath (Reino Unido).
Los antibióticos dejan de ser eficaces contra las bacterias si no se usan correctamente. En el contexto actual se ha detectado un crecimiento del número de infecciones como, por ejemplo, neumonía, tuberculosis, gonorrea y salmonelosis, cuyo tratamiento se vuelve más difícil debido a la pérdida de eficacia de los medicamentos. De ahí que la OMS, advierta de la importancia de hacer un uso responsable de los mismos con el fin de minimizar la resistencia a los antibióticos.
En el caso concreto del humo del tabaco, el trabajo publicado en la revista 'Scientific Reports', ha mostrado, además, que la exposición a este humo puede hacer que algunas cepas de 'Staphylococcus aureus' (un microbio presente en el 30-60 por ciento de la población mundial y responsable de muchas enfermedades), sean más invasivas y persistentes. Una prueba más de lo dañino que resulta el consumo de tabaco, responsable de más de 8 millones de muertes al año en el mundo. De las que 7 millones se deben al consumo directo y 1,2 millones consecuencia de la exposición involuntaria al humo del tabaco.
Según los investigadores británicos, el estrés que el humo del cigarrillo causa a SARM desencadena una respuesta de emergencia que aumenta la tasa de mutación de ADN microbiano, resultando en variantes resistentes y persistentes más capaces de resistir mejor a los antibióticos. Este estudio muestra también que tanto el ADN como las características de los microbios patógenos, pueden estar cambiando.
En una serie de experimentos de laboratorio en los que también han participado investigadores de otras universidades como la Autónoma de Barcelona, expusieron al humo de cigarrillos seis cepas de referencia de los SARM más importantes.
Se sabía que las cepas causaban afecciones que iban desde infecciones cutáneas hasta neumonía y endocarditis, y se eligieron por su relevancia clínica y diversidad genética. Aunque no todos respondieron al humo del cigarrillo de la misma manera, algunos, incluidos los que se sabe que causan infecciones invasivas, mostraron una mayor resistencia al antibiótico rifampicina y una mayor capacidad de invasión y persistencia.
Según el director del secretariado de Resistencia Antimicrobial de la OMS, Marc Sprenger, “es muy seria la situación de la resistencia a los antibióticos en todo el mundo y esta resistencia incluye a algunas de las infecciones más comunes y potencialmente más peligrosas”.
Los científicos están ahora interesados en estudiar cómo la contaminación del aire, de los gases de escape de diesel y otras fuentes, podría afectar a los microbios en los conductos nasales, ya que muchos de los compuestos de la contaminación son los mismos que en el humo de los cigarrillos.
Cualquier bacteria que sobreviva a un tratamiento con antibiótico puede luego multiplicarse y transmitir sus propiedades de resistencia a algún medicamento con otras bacterias, como si compartieran las respuestas de un examen de supervivencia.
Los antibióticos son medicamentos beneficiosos para el tratamiento de infecciones bacterianas, la prevención de la propagación de enfermedades y la minimización de complicaciones graves de las enfermedades pero el uso excesivo o mal uso de ellos contribuyen a la resistencia de los mismos y obliga a la OMS a publicar listas con las bacterias para las que se necesitan nuevos antibióticos. Se estima que entre el 33 y el 50 por ciento de la administración de antibióticos a los seres humanos es innecesaria o inadecuada.
También cada año se producen millones de infecciones por bacterias resistentes a los antibióticos que desembocan en enfermedades más graves, recuperaciones más largas, hospitalizaciones más frecuentes, mayor número de consultas médicas, tratamientos más caros, e incluso un número considerable de muertes. Como siempre, una sana y buena alimentación, evitando los alimentos ultraprocesados, contribuye a evitar infecciones bacterianas.
En muchas ocasiones se emplean erróneamente para tratar infecciones virales como gripes, resfriados, infecciones de oído, gastroenteritis, etc., pudiendo provocar efectos secundarios innecesarios y promoviendo la resistencia a los antibióticos, además de no curar.
Y, en cuanto al mal uso, hay que completar el tratamiento prescrito por el médico para eliminar las bacterias que produjeron la enfermedad. Dejarlo antes de tiempo porque ya nos sintamos bien puede promover que las propiedades de resistencia a los antibióticos se extiendan entre las bacterias nocivas.
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