La IA en el ámbito de la salud: su uso, ventajas y desafíos

El hecho de disponer de mejores algoritmos de aprendizaje automático (ML), más acceso a datos, hardware más barato y la disponibilidad de 5G han contribuido a la creciente aplicación de la inteligencia artificial en la industria de la salud, acelerando el ritmo del cambio, apoyando a los profesionales médicos en entornos clínicos y en investigaciones en curso, mejorando los resultados médicos y las experiencias de los pacientes.

La IA brinda oportunidades para ayudar a reducir el error humano y brindar servicios a los pacientes las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Las tecnologías de inteligencia artificial y aprendizaje automático pueden examinar enormes volúmenes de datos de salud (desde registros médicos y estudios clínicos hasta información genética) y analizarlos mucho más rápido que los humanos.

Según datos de Statista, se prevé que el mercado sanitario de inteligencia artificial (IA), valorado en 11.000 millones de dólares en 2021, tendrá un valor de 187.000 millones de dólares en 2030. Ese aumento masivo significa que probablemente seguiremos viendo cambios considerables en la forma en la que operan los proveedores médicos, hospitales, productos farmacéuticos, empresas de biotecnología y otras en la industria de la salud.

A medida que las herramientas de IA continúan desarrollándose, existe la posibilidad de utilizarla aún más para leer imágenes médicas, rayos X y escaneos, diagnosticar enfermedades y problemas médicos como cánceres (sobre todo el diagnóstico por imágenes en oncología radioterápica), enfermedades de la piel, patologías del corazón para la prevención de infartos… Y, también, podría implementarse su uso para la creación de planes de tratamiento más adecuados, con un tiempo de respuesta más rápido, una precisión mejorada y mucho más personalizada.

Las organizaciones de investigación sanitaria también están utilizando la IA para el descubrimiento de fármacos, ya que puede ayudar significativamente en la investigación, encontrando fórmulas y diseños de fármacos adecuados y para los ensayos clínicos, ya que analiza a los pacientes adecuados para los ensayos en función de sus registros médicos. Además, también ayuda a analizar las respuestas de los pacientes a los ensayos.

Otra de las aplicaciones de la inteligencia artificial es la automatización de tareas que, aplicadas a este sector, pueden eliminar una parte de la carga de trabajo para que los profesionales sanitarios puedan dedicar más tiempo a otras, tales como la atención al paciente o el análisis de los resultados.

Pero, aunque la IA parezca imparable y de inestimable ayuda a la sanidad, también plantea ciertos desafíos relevantes como para tenerlos en cuenta, tales como la privacidad y el uso de los datos personales de los pacientes, la precisión de los algoritmos, el uso correcto de la tecnología que, en un primer momento, puede resultar compleja de entender, la posible pérdida de puestos de trabajo y el desafío ético ya que, en caso de un diagnóstico incorrecto que conduzca a una circunstancia desafortunada, resultaría difícil determinar la responsabilidad. 

Ante estas inquietudes, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha estado 18 meses deliberando con expertos en ética, tecnología digital, derecho y derechos humanos y varios miembros de los Ministerios de Salud para producir el informe Ética y Gobernanza de la Inteligencia Artificial para la Salud, que identifica los desafíos éticos del uso de la IA en la atención médica, identifica los riesgos y describe los principios de consenso para garantizar que la IA funcione en beneficio del público.

© Imágenes: Shutterstock.

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