¿Qué son los pasaportes digitales de productos?

Se estima que para fabricar una camiseta de algodón se necesitan 2.700 litros de agua dulce o, lo que es lo mismo, la cantidad de agua que una persona bebe en dos años y medio. La moda rápida o “fast fashion” induce al consumo descontrolado de prendas de vestir para estar “a la última”, con el consiguiente impacto medioambiental. Pues bien, el pasaporte digital de producto que va a exigir la normativa europea para los productos comercializados en Europa a partir de 2025 tiene como objetivo construir un mercado textil más sostenible y un consumo más responsable.

Se trata de un nuevo estándar diseñado por la Comisión Europea que va en la misma línea que la Directiva (UE) 2018/851 del Parlamento Europeo y del Consejo. Con este pasaporte digital de producto, se pueden consultar todos los datos relativos a la prenda vinculada: información sobre la fabricación, composición, etc. Se trataría, pues, de una herramienta creada para reflejar la trazabilidad de cualquier artículo.

Con este espíritu nace la plataforma Run to Wear, desarrollada por la madrileña Claudia Ojeda. La etiqueta textil creada por esta startup, además de cumplir con la función de rastreo al que va a obligar la ley comunitaria, tiene una clara vocación de consumo responsable.

Como la propia CEO de la compañía declaraba en una reciente entrevista, “solo se recicla el 1% de la ropa que tiramos”. Según datos de AEMA de 2022, cada europeo compra de media 6 kg de ropa al año, casi 3 kg de calzado y 6 kg de textiles domésticos. No se usa el 21% de esa ropa y cerca del 50% se desecha antes de un año. Toda esa basura textil se acumula en vertederos y provoca graves consecuencias medioambientales. Con iniciativas como la de Run to Wear, basadas en los pasaportes digitales de producto, el consumo de moda se convierte en algo divertido, gratis y, sobre todo, ecológico, ya que la vida de las prendas se alarga considerablemente. El ciclo comienza cuando un usuario sube a la plataforma una prenda que ya no se pone. Ésta se valora en base a tres criterios: marca, estado y categoría, y se le asigna un token con el que se puede adquirir una prenda con una evaluación equivalente. Así se va creando una comunidad de compradores y vendedores a la que también se suman marcas de ropa.

Esta filosofía de economía circular no es nueva en el mundo de la moda. El intercambio de ropa usada ya es habitual sobre todo entre usuarios jóvenes de entornos urbanos. Lo que diferencia a Run to Wear es, precisamente, la aportación tecnológica del pasaporte digital de producto. Esto le ha valido un destacado lugar como finalista en los eAwards de la fundación NTT Data y también del Fashion Startup Contest organizado por Modaes y Mango Startup Studio.

El pasaporte digital de producto, unido a una fabricación responsable y a unos hábitos de consumo más respetuosos con el medioambiente, ayudarán a limitar el impacto ecológico del sector textil. Uno de esos hábitos pasa también por el cuidado de las prendas para alargar su ciclo de vida útil. Menos lavados suponen menos deterioro de la ropa y también menos contaminación ambiental por el gasto de agua, el uso de detergentes y la liberación de microplásticos procedentes de las fibras sintéticas.