Cuando pensamos en energías renovables nos vienen inmediatamente a la cabeza las placas solares, los parques eólicos y, en menor medida, la geotermia y la aerotermia.
La biotecnología es la aplicación de tecnología que utiliza sistemas biológicos y organismos vivos para crear o modificar procesos con utilidades específicas. No es una disciplina nueva. El término lo acuñó el ingeniero agrónomo húngaro Karl Ereky en 1919 para describir esa fusión entre la biología y la tecnología, capaz de convertir las materias primas compuestas de células vivas en productos útiles. La agricultura, el mero hecho de cultivar plantas para producir alimentos ya es una manera de hacer biotecnología que se inventó en el neolítico, hace unos 10.000 años. Desde entonces, el desarrollo de técnicas basadas en biotecnología ha sido enorme y se han conseguido grandes logros para la humanidad, sobre todo en medicina, agricultura, transformación de alimentos o tratamiento del agua, pero, desde hace unos años, nos encontramos con una ambición aún mayor como es la generación de energías limpias.
Bioo es una startup española fundada en 2014, cuyo fundador y CEO es un joven emprendedor llamado Pablo Vidarte. Su solución para “capturar” energía de la naturaleza se basa en la descomposición de microorganismos. En esencia, lo que hace el sistema de Bioo es recoger toda esa materia orgánica que es arrastrada por la lluvia y los sistemas de riego hasta unas baterías. Cuando los microorganismos descomponen las moléculas orgánicas se liberan electrones provocando una corriente eléctrica que es almacenada por las baterías.
Gracias a proyectos como el de Bioo, el futuro energético del planeta se puede ver con relativo optimismo de cara a combatir el cambio climático.
Entre sus clientes hay empresas privadas, ayuntamientos, arquitectos e incluso gobiernos que consideran viable su sistema y lo están aplicando a proyectos urbanísticos. De hecho, la compañía ha logrado reunir unos 5 millones de euros en sus cuatro rondas de financiación, 1,5 millones de euros en la última, que destinará al lanzamiento de nuevos productos. El Jardín Botánico Biotecnológico de Ibiza es una buena muestra del trabajo desarrollado por Pablo Vidarte, donde se pueden apreciar ingeniosos mecanismos como los interruptores biológicos, domótica a partir de la biotecnología. Las plantas son capaces de percibir cambios de frecuencia que se convierten en un voltaje transmitido a través de sus cuerpos conductores y el suelo. Los dispositivos se entierran y capturan esa señal para usarla de interruptor que active cualquier sistema alimentado externamente.
Gracias a proyectos como el de Bioo, el futuro energético del planeta se puede ver con relativo optimismo de cara a combatir el cambio climático. En este sentido, se han puesto en marcha otros ambiciosos retos, como el proyecto “Sustainable City” de Dubái para crear una ciudad totalmente sostenible, o el plan del Instituto Tecnológico de Massachusetts que planea perforar mediante girotrones de ondas electromagnéticas la corteza terrestre hasta llegar a los 20 kilómetros de profundidad, con el objetivo de localizar una fuente de energía geotérmica limpia y permanente.
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