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Son muchas las organizaciones que ya han incorporado la inteligencia artificial con el objetivo puesto en la eficiencia y sostenibilidad. Algunos casos de éxito registrados hasta el momento tienen que ver con el seguimiento de las emisiones de GEI (gases de efecto invernadero) y seguimiento de las fugas de estos mismos gases en sitios industriales, la mejora de la eficiencia energética de instalaciones y procesos industriales, la reducción de residuos y emisiones en los procesos productivos, la gestión de inventarios (mejorando la planificación de la demanda para reducir el desperdicio de alimentos, productos y materias primas) o la optimización de rutas y gestión de flotas. En otros casos, la inteligencia artificial se aplica con éxito a la lucha contra las agresiones deliberadas al ecosistema, como la deforestación ilegal.
Gracias a este tipo de aplicaciones, la inteligencia artificial es capaz de reducir 9,7 veces más emisiones de carbono de las que emite, según GeSI (Global e-Sustainability Initiative). Esto es muy positivo, sobre todo en un escenario tan poco esperanzador como el que se nos presenta actualmente en lo relativo al cambio climático. Y es que los datos hablan por sí mismos: con 36,44 mil millones de toneladas métricas, 2019 fue el año con las emisiones de CO2 más altas de la Historia. La pandemia de la Covid-19 ha provocado que los datos para 2020 sean muy inferiores. Según las mediciones de Capgemini, en los últimos 20 años se registraron en el mundo 7.348 grandes desastres, que se cobraron 1,23 millones de víctimas mortales, afectaron a 4.200 millones de personas y provocaron, aproximadamente, unas pérdidas económicas de 2,97 billones de dólares.
Ningún estudio cuestiona a estas alturas los efectos devastadores que las emisiones de CO2 provocan en nuestro planeta. El calentamiento global, que en 2020 ha sido de casi un grado centígrado por encima de la media del siglo XX, podría provocar una elevación del nivel del mar, causada por el deshielo ártico y, como consecuencia, fenómenos naturales extremos como inundaciones, sequías y tormentas. Por eso, las medidas que se adopten para frenar esta tendencia son ya una cuestión de supervivencia. Es precisamente esta preocupación la que ha motivado que muchos emprendedores pongan en marcha startups que utilizan la IA para combatir el cambio climático. Por su parte, las insurtech también aplican la misma tecnología y se suman a este frente común, en su caso ayudando a las empresas a protegerse de los riesgos derivados del clima.
En el último informe del Instituto de Investigación Capgemini, “AI climática: cómo la inteligencia artificial puede impulsar su estrategia de acción climática”, se realizaron encuestas a 800 ejecutivos del sector industrial y a 300 expertos en inteligencia artificial y cambio climático, además de numerosas entrevistas. Los resultados mostraron que las organizaciones que han aplicado la IA con fines de sostenibilidad en los últimos dos años han mejorado su eficiencia energética en un 11% y reducido sus emisiones de GEI en un 13%. Este mismo estudio apunta a que la inteligencia artificial ayudará a las compañías a cumplir con hasta el 45% de los objetivos del Acuerdo de París 2030.
Blog ÓN
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