Una startup consigue crear bolsas que se comportan como un plástico normal pero se disuelven en contacto con el agua.
Cualquier persona que respete el medio ambiente no acepta que se usen cientos de millones de bolsas de plástico en tiendas y supermercados, cada vez que alguien elige productos envasados o compra frutas y verduras sueltas. La gran mayoría de estos artículos terminan en vertederos o en el océano. De hecho, según la organización de conservación de los océanos Oceana, alrededor de 9 millones de toneladas de plástico se tiran al mar cada año, lo que equivale a vaciar un camión de basura lleno al mar cada minuto. Y eliminarlo no es tarea fácil.
Con esa preocupación en mente, numerosos emprendedores ponen en marcha proyectos para ayudar a solucionar esta situación. Por ejemplo, creando bolsas que se puedan disolver en el agua.
Estas bolsas se ven y se comportan como un plástico normal, son duraderas y no se rompen, pero se descomponen por completo después de un cierto período de tiempo en contacto con el agua. Por otra parte, sus creadores se están focalizando en vender su materia prima a distintos fabricantes para que, a su vez, lo usen para la producción de distintos artículos que vayan reemplazando la ingente cantidad de productos de plástico que existen.
Lo que es clave es que el producto es completamente biodegradable. Una vez utilizado, simplemente se puede tirar por el desagüe y disolverse en cuestión de minutos. De hecho, después de descomponerse en el agua, la solución es lo suficientemente segura para que la beban los humanos. En este sentido, este proyecto va un paso más allá del reciclaje porque, aunque reciclar es una buena solución, implica el transporte de los plásticos para reciclarlos y el proceso de reciclaje en sí, que también genera contaminación. Y la estadística es preocupante, porque a pesar de los esfuerzos ecológicos en todo el mundo, solo se reciclan el 9% de todos los plásticos.
Desarrollamos productos con las mismas propiedades que el plástico, pero son sostenibles, ecológicos, solubles en agua y no dañan el medio ambiente.
Sharon Barak (Solutum)
Según cuentan sus creadores, la inspiración les llegó pensando en la forma en la que el azúcar se disuelve en el agua: cuantas más vueltas das con la cuchara, más rápido se disuelve. Con esta idea en mente, comenzaron a trabajar en desarrollar un material natural que se disolviera en el agua.
Mutua Madrileña no se hace responsable del producto objeto de la presente entrada ni de las consecuencias de cualquier acción realizada en base a la información proporcionada. Esta información, obtenida de fuentes públicas, no supone, en absoluto, una recomendación de compra ni garantiza la calidad, disponibilidad y/o accesibilidad de los productos indicados.
Blog ÓN
Comité de contenidos