Los países nórdicos están a la cabeza en la construcción de edificios sostenibles de madera, con huella de carbono negativa.
La construcción ecológica es el futuro y la madera es un material muy atractivo porque tiene una huella de carbono baja, utiliza poca energía y agua y es 100% renovable a partir de bosques gestionados de forma sostenible.
Hubo un momento en el siglo pasado que se pensó que la madera era más inestable e insegura que el acero y hormigón. Sin embargo, una nueva forma de utilizarla ha vuelto a poner este material en el centro de atención. Cada vez son más los arquitectos que se decantan por la madera como “nuevo” material de construcción, en sustitución de los citados hormigón y acero. Se sabe que este material podría reducir sustancialmente las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en el sector de la construcción, reducir los desechos, la contaminación y los costes asociados con la construcción, y crear un entorno construido estéticamente saludable. Además, la madera tiene excelentes propiedades mecánicas que incluyen sus altos valores de resistencia, durabilidad, peso específico y contenido de humedad. Por otro lado, la madera es el único material suficientemente abundante y renovable, por tanto, es interés común lograr que funcione.
El aterrizaje de la inteligencia artificial (IA), que hace posible la digitalización y la automatización de los procesos repetitivos y manuales por parte de los operarios y evita así los temidos cuellos de botella, ha hecho que aumente la eficiencia energética, que se abra un enorme potencial de ahorro de CO2 para el sector inmobiliario y un nuevo nivel de sostenibilidad en el sector.
La simbiosis entre el uso de la madera y la IA llega a ahorrar alrededor del 8% de desperdicio de material por construcción. Esta reducción en materiales supone un ahorro de 2.500 viajes en camión al año. Una contribución significativa a la huella de carbono de la industria. Y son los países nórdicos los que están a la cabeza en la construcción de edificios altos, de madera y características sostenibles, capaces de luchar por tener huella de carbono negativa. Entre los más altos del mundo se encuentra la torre Mjøstårnet con 18 pisos y 85,4 metros de altura, en Noruega.
Los edificios de madera maciza son un 25% más rápidos de construir que los edificios de hormigón y requieren un 90% menos de tráfico de construcción.
El uso de la madera en el ámbito de la construcción no es algo novedoso. Este material, por sus características, siempre ha sido uno de los más utilizados en este ámbito:
1.- Funciona bien en el fuego. Las masas de madera grandes, sólidas y comprimidas son en realidad bastante difíciles de encender y, en caso de incendio, la capa exterior de madera maciza tenderá a carbonizarse de una manera predecible, de forma que se auto extingue y protege el interior, lo que le permite retener la integridad estructural durante mucho tiempo.
2.- Reduce las emisiones de carbono. El 11% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero provienen de los materiales de construcción y la propia construcción y otro 28% proviene de operaciones de construcción, que en su mayoría involucran energía. A medida que la energía se vuelva más limpia en los próximos años, los materiales y la construcción representarán una fracción cada vez mayor del impacto del carbono de los edificios. Eso es lo que la madera en masa pretende reducir.
3. Permite que los edificios se construyan más rápido, con menores costos laborales y menos desperdicio. Está constatado que los edificios de madera maciza son aproximadamente un 25% más rápidos de construir que los edificios de hormigón y requieren un 90% menos de tráfico de construcción.
4. Es segura en caso de terremotos. El rendimiento de la madera en masa en terremotos ha sido ampliamente probado y ha demostrado ser notablemente bueno. Además, los edificios de madera pueden repararse después de los terremotos.
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