El cambio climático ya hace efecto en la salud de la gente y del planeta. La situación de alarma fomenta la puesta de medidas urgentes para combatirlo.
La alarma ha saltado y ya no hay marcha atrás. La OMS asegura que hay pruebas abrumadoras de que las actividades humanas están afectando al clima mundial y esto tiene grave repercusión en la salud pública. El cambio climático causará unas 250.000 muertes adicionales cada año, a partir de 2030, debido a la malnutrición, paludismo, diarrea y estrés calórico.
Con esta afirmación, la OMS exige la gestión a nivel social, político y económico, para proteger la salud del clima planetario y añade que los costes de los daños directos sobre la salud (dejando aparte la agricultura, el agua y el saneamiento) se sitúan entre los 2.000 y 4.000 millones de dólares de aquí a 2030.
Pero no solo sufrirán o morirán por enfermedades infecciosas o emergentes los habitantes de países con infraestructuras sanitarias débiles, la mayoría situadas en países en desarrollo, sino que se verán afectados también los países más desarrollados del mundo.
No hay más que ver las consecuencias que han ocasionado en Europa las últimas olas de calor: la de 2003 se saldó con 70.000 muertos. Y este junio de 2019 se ha batido récord de temperatura en Francia con 46ºC, siendo el más caluroso en los últimos 140 años. O el impresionante incendio en Amazonia del pasado mes de agosto del que un satélite de la NASA capturó imágenes en las que se contemplaba los altos niveles de monóxido de carbono en la atmósfera y que, según los expertos, puede viajar largas distancias y permanecer en la atmósfera durante aproximadamente un mes y estimular el cambio climático.
Otro tipo de enfermedad consecuencia del Cambio Climático es la obesidad, ya que los fenómenos meteorológicos extremos, sequías y cambios en la agricultura producen inseguridad alimentaria y también pueden afectar a los precios de los productos alimenticios básicos, especialmente las frutas y hortalizas, lo que aumentaría el consumo de alimentos procesados que, a su vez, provocan aumento de peso.
El número de personas que sufre obesidad aumenta año tras año hasta convertirse en una de las principales causas de muerte. Una comisión formada por 43 investigadores de 14 países han publicado en la revista científica The Lancet, un informe en el que hablan de la obesidad como una epidemia consecuencia de la malnutrición en todas sus formas (tanto la desnutrición como la obesidad). Y afirma que, la producción no controlada de alimentos no saludables está generando una doble carga de obesidad y desnutrición, que se verá agravada por el cambio climático. Y continúa diciendo que, por mucho, es la principal causa de mala salud y muerte prematura a nivel mundial. Por ejemplo, se estima que el exceso de peso corporal afecta a 2 mil millones de personas en todo el mundo, causando 4 millones de muertes, a un costo de 2 mil millones de dólares anuales, o el 2.8% del PIB mundial. Esta "sindemia global" es la mayor amenaza para la salud humana en todas las partes del mundo, concluye el informe de la Comisión de Obesidad de The Lancet. Aunque, en este ámbito concreto ya aparecen aplicaciones como CoCo App, que ayuda a elegir la comida más saludable a cada usuario.
Más allá de la alimentación, las diferentes emisiones producidas por el ser humano, entre las que destaca la presencia de pequeñas partículas causadas por las emisiones de vehículos diésel y otros contaminantes en el ambiente, hace que el asma se haya convertido en la enfermedad respiratoria más prevalente en el mundo, con 230 millones de personas afectadas según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y está aumentando de forma imparable, desde hace 40 años. En este sentido, un reciente estudio publicado en Science of The Total Environment ha demostrado por primera vez el efecto que provocan las partículas diésel en personas sanas, y más en niños, siendo responsables de la contaminación atmosférica.
Más allá de las consecuencias físicas, algunos expertos hablan ya de consecuencias psicológicas para la humanidad. El temor de que el cambio climático acabe con el ser humano está llegando también al terreno psicológico en forma de “angustia medioambiental”. Cada vez son más los que no entienden que sigamos con nuestra vida conduciendo coches, comiendo mucha carne, usando plásticos, … como si no pasara nada. Así lo ha manifestado un grupo de psicólogos y psicoterapeutas suecos en una carta abierta en la que avisan de que los niños son conscientes del mundo que les están dejando los adultos y que corren el riesgo de verse afectados por ansiedad y depresión sin no ponemos fin a esta crisis ecológica.
El cambio climático causará unas 250.000 muertes adicionales cada año, a partir de 2030.
A pesar de lo desalentador que está el panorama, aún tenemos 11 años por delante para lograr que los estragos del cambio climático sean reversibles. La ecologista sueca de 16 años Greta Thunberg, conocida por la huelga escolar que protagonizó por el clima, así lo ha transmitido haciéndose eco del mensaje de Naciones Unidas.
Los habitantes del planeta por nuestra parte podemos contribuir con pequeños actos como éstos: Evitar viajar en avión, reducir al máximo la energía (ya se trabaja sobre lámparas vegetales que no tengan que enchufarse), el uso excesivo de calefacción y el aire acondicionado, comprar más productos de proximidad y consumir menos carne (existen nuevos métodos para producir alimentos sostenibles, producidos tecnológicamente que pueden llegar a reconvertir la industria alimentaria), usar más el transporte público, reutilizar y reciclar, no comprar ropa de usar y tirar y ¡plantar un árbol! para que absorba hasta una tonelada de CO2 en toda su vida.
Blog ÓN
Comité de contenidos