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Transformar el CO₂ en roca: una nueva vía en la lucha contra el cambio climático
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Transformar el CO₂ en roca: una nueva vía en la lucha contra el cambio climático
Una nueva tecnología captura el dióxido de carbono y lo procesa para combatir las emisiones a la atmósfera.
Limpiar la atmósfera de CO₂ para afrontar los riesgos del cambio climático es urgente y surgen nuevas iniciativas que toman un papel activo, como la que está desarrollando Islandia. Este país ha creado una planta capaz de absorber, de momento, 36.000 toneladas de CO₂ al año. Esta cifra, que hace tan solo un año era de 4.000 toneladas de CO₂ al año, sigue siendo pequeña, pero es un paso importante para llegar a capturar millones de toneladas de cara a 2050.
Aunque las emisiones mundiales llegaron a alcanzar 37,4 gigatoneladas (37 mil millones de toneladas) en 2023, es el camino correcto para luchar de forma activa y eficiente contra el cambio climático y para iniciar un despliegue global de eliminación de dióxido de carbono.
Islandia, con sus ricas reservas de energía geotérmica y sus increíbles formaciones rocosas de basalto, está en una posición única para liderar las soluciones de almacenamiento de dióxido de carbono. Así, junto a la central geotérmica Hellisheioi, a solo 30 minutos al sureste de Reykjavik, la innovadora instalación Mammoth extrae activamente dióxido de carbono (CO₂) de la atmósfera, anclándolo profundamente bajo tierra, donde reacciona con roca basáltica, que se transforma en piedra y donde ya no puede contribuir al calentamiento global. Esta nueva planta, construida con un diseño modular, estará a pleno rendimiento a finales de 2024.
La planta islandesa es capaz de absorber, de momento, 36.000 toneladas de CO₂ al año.
Y no es la primera. En 2021, se creó “Orca”, la primera planta de captura y almacenamiento directo de aire del mundo, en la que participaron varias empresas líderes en la eliminación de dióxido de carbono a través de su tecnología de captura y almacenamiento directo de aire (DAC+S).
Entonces, ¿cómo se transforma el dióxido de carbono en roca? Este proceso comienza con unos ventiladores, por los que pasa el aire a un sistema de recogida, en el que se extraerá el dióxido de carbono. Una vez que el filtro se satura con CO₂, se calienta entre 80 y 100ºC, lo que hace que el dióxido de carbono se libere en forma pura. Y ahí comienza el proceso de transformación. Primero se almacena y, después, se envía a unos depósitos en los que se disuelve en agua. Una vez finalizado el proceso de transformación, se inyecta en la roca, consiguiendo que casi el 95% del material inyectado se transforme en minerales carbonatados estables dentro de estas rocas en un plazo de dos años.
A día de hoy se están desarrollando centros de múltiples megatones en EE. UU. con experiencia operativa y de pruebas derivada de las dos plantas comerciales en Islandia. Y su objetivo es replicar este tipo de instalaciones en Noruega, Kenia y Canadá, así como seguir explorando otros sitios potenciales de captura y almacenamiento directo de aire, con el fin de ir alcanzando una escala global.
Sin embargo, no todo es positivo. En esta tecnología se utiliza una enorme cantidad de energía. Y, además, el hecho de centrar los esfuerzos en eliminar el carbono de la atmósfera podría alentar a las empresas a continuar quemando combustibles fósiles en lugar de reducir sus emisiones.
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