El tiempo sigue siendo una de las consultas más habituales en el día a día de cualquier persona. Simplemente para elegir la ropa del día o para viajar, conocer el tiempo es indispensable. En este contexto, una vez más, Google ha irrumpido para facilitar la predicción de lluvia y reducir los cálculos meteorológicos de 6 horas a apenas unos 10 minutos.
Desde que tenemos aplicaciones meteorológicas en nuestros Smartphone, verificar el tiempo es un auténtico vicio. Dependiendo de dónde se viva, de cuánto tiempo se pase al aire libre y de lo propensa que sea la zona en la que vivimos a los cambios climáticos rápidos, conocer de antemano el pronóstico del tiempo se convierte en fundamental. Y en este contexto, Google ha ido más allá y ha aplicado la Inteligencia Artificial a la predicción de lluvias. La técnica, llamada “predicción inmediata” porque está configurada para predecir el clima de cero a seis horas por adelantado, es muy sencilla y se centra en fenómenos climáticos como tormentas eléctricas que pueden transformar rápidamente unos cielos despejados en lluvias torrenciales.
Al parecer, uno de los mayores problemas con los pronósticos que existen en la actualidad es la cantidad de datos que incorpora y la cantidad de potencia informática necesaria para procesar y dar sentido a todos esos datos que simulan desde la dinámica atmosférica y la radiación térmica hasta los efectos de los lagos y los océanos. Por eso, según Google, la clave de su rapidez y alta precisión está en el uso de menos datos que las técnicas de pronóstico existentes, y eso, a su vez, logra mayor fiabilidad, especialmente con la predicción relacionada con la lluvia.
Google dice que las demandas computacionales limitan la predicción del clima a una resolución espacial de aproximadamente 5 kilómetros (3.1 millas), y las simulaciones tardan varias horas en ejecutarse. Entonces, al llevar seis horas calcular un solo pronóstico, al día solo se pueden realizar tres o cuatro y da como resultados pronósticos basados en datos que tienen seis horas o más de antigüedad.
Su método, sin embargo, es mucho más simple porque está “libre de física”. Esencialmente convierte el pronóstico del tiempo en un programa de visión por ordenador que está basado en imágenes progresivas de la formación y el movimiento de las nubes durante un corto período de tiempo. Un algoritmo de aprendizaje automático predice cómo evolucionará el patrón en las próximas horas y la red neuronal, que en este caso es la U-Net, aprende solo de sus datos de entrenamiento y no incorpora el conocimiento de cómo funciona la atmósfera. Todo lo que tiene que hacer son patrones que identifica en las imágenes que recibe.
En definitiva, el algoritmo de Google, además de favorecer la búsqueda de parking, identificar los niveles de contaminación o, incluso, encontrar objetos perdidos en casa a través de Alexa, puede generar pronósticos que tienen una resolución de un kilómetro con una latencia de cinco a diez minutos (incluyendo en ese lapso de tiempo la recolección de datos) y, según ellos mismos, es mucho más económico que las técnicas de pronóstico que existen en la actualidad.
La Inteligencia Artificial se ha convertido en un poderoso aliado para salvar nuestro planeta de los desastres que produce el cambio climático. IBM nos sorprendió con unos minirobots dotados de IA, capaces de limpiar los océanos y ahora ha sido Google la que ha desarrollado este método para estar prevenidos y actuar en consecuencia frente a las precipitaciones más bruscas.
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