En un contexto en el que el medioambiente se ha convertido una prioridad tanto para organismos, empresas como ciudadanos, SENER y la Universidad Carlos III de Madrid han presentado un proyecto para reducir la conocida como “basura espacial”.
El pasado 2 de noviembre arrancaba la primera semana de la Cumbre contra el Cambio Climático, más conocida como COP25. El objetivo de esta vigésimo quinta conferencia del clima reside en llevar a cabo durante dos semanas distintas negociaciones para elevar la ambición climática de los firmantes del Acuerdo de París ante los graves impactos del cambio climático que padece nuestro planeta Tierra.
El mundo está enfermando y es una realidad hasta ahora imparable. Por esta razón, es de suma importancia poner en práctica medidas que lo restauren y, por ende, lo salven. Sin embargo, nuestro único hogar no solo sufre en su interior, sino también alrededor de su órbita.
Cada día, se ha convertido en una tónica común ver a través de diferentes canales como toneladas de basura infectan nuestros océanos, contaminaban nuestra atmosfera y destruían nuestros bosques, pero ¿hasta qué punto tenemos constancia de los 100 millones de objetos acumulados que maltratan el espacio exterior?
Una triste realidad, pero cierta. La “basura espacial” es un concepto que constituye uno de los grandes desafíos para la seguridad espacial y aeroespacial de las naciones del mundo. Dentro de este tipo de basura se encuentran satélites activos o pasivos lanzados o bajados de sus órbitas para ser hundidos en el mar, cohetes espaciales antiguos o en funcionamiento y fragmentos de residuos generados por explosiones y/o accidentes, entre otros materiales.
Perece ser que la conciencia ambiental relativa al espacio exterior aún tiene que desarrollarse, por lo que diferentes instituciones se han puesto manos a la obra para solventarlo antes de que este problema sea irreparable. Para poner fin este problema, surge E.T. PACK.
Este sistema se basa en el uso de una cinta de aluminio muy fina, de unos dos centímetros de ancho y un par de kilómetros de longitud, que servirá para forzar la entrada de los satélites. Este kit autónomo de desorbitado se montará en los satélites de futura generación y se activará desde la Tierra. Una vez realizado este punto, E.T. PACK desplegará una amarra espacial que, interactuando con la magnetosfera terrestre, generará una fuerza de frenado que producirá la rentrada del satélite.
SENER Aeroespacial y la Universidad Carlos II de Madrid (UC3M) son los desarrolladores de esta iniciativa tecnológica. Este proyecto de FET-OPEN ha sido financiado con 3 millones de euros por la Comisión Europea y entre las dos instituciones están trabajando para validar el equipo que evitará el abandono de basura espacial en desuso alrededor de la órbita.
Este proyecto se considera totalmente pionero ya que, aunque hasta la fecha se habían investigado diferentes formas para desorbitar satélites, todas ellas habían fracasado. Gracias a este proyecto, a pesar de que ningún país está obligado a que las empresas eliminen su basura del espacio, se pretende revertir esta propensión.
La puesta en marcha de medidas como ésta es fundamental. Por ejemplo, Francia ya está trabajando en medidas de reciclaje nuevas, el MIT hace frente a los residuos con RoCycle y ya surgen nuevas prendas como la de VIA Design que están recicladas con basura oceánica. Sin embargo, hay dos elementos en los que hay que hacer un mayor hincapié para erradicar la enfermedad que sufre la Tierra y su órbita: la educación y la conciencia.