La cima del Monte Everest, a 8.848 metros de altura, es el pico más alto del mundo, y uno de los lugares más inhóspitos de la Tierra, pero a pesar de ello, hasta 2023 ha sido coronado con éxito por 6.664 personas.
Con el aumento del número de escaladores cada año, el Everest también se ha convertido en el “vertedero de basura más alto del mundo”. Según el Nepal Times, en el Everest se han acumulado aproximadamente 140 toneladas de desechos en el transcurso de setenta años. Estos desechos incluyen botellas de oxígeno, envases de alimentos, desechos humanos e incluso los cuerpos de los escaladores que fallecieron en la montaña.
Los escaladores que aspiran a alcanzar la cima del Everest necesitan suministros y, a menudo, contratan a sherpas locales para el transporte y para indicarles las rutas más seguras, porque hay tramos tan peligrosos (como la cascada de hielo de Khumbu, en la parte sur) que hasta hoy representaban un obstáculo dificilísimo para los sherpas e insuperable para la mayoría de los drones comerciales.
Sin embargo, con los avances en la tecnología de una empresa china pionera en drones, el problema de transporte de cargas se está aliviando: uno de sus drones, especializado en cargas útiles, está ya desempeñando un papel crucial en el Monte Everest no solo para el transporte de materiales, sino también en la recolección de basura acumulada en la montaña.
La primera prueba, realizada en abril de 2024, estableció un récord de drones civiles, logrando superar el transporte, de ida y vuelta, con drones de carga en la ladera sur del Everest. Las pruebas demostraron que este dispositivo podía transportar de manera estable 15 kg de suministros desde el campamento base del Everest a 5.300 metros hasta el campamento base C1 a 6.000 metros, reduciendo la arriesgada y lenta caminata (6-8 horas) a través de la cascada de hielo de Khumbu a solo 10 minutos.
Por otro lado, a este dron se le está dando también una misión más innovadora y ecológica: la recogida de basura acumulada en la montaña, que amenaza no solo la estética de la misma, sino también su integridad ecológica.
Con la capacidad de cargar hasta 30 kg por vuelo, los drones están siendo utilizados para transportar desechos desde las zonas de mayor altitud hasta los campamentos base, donde pueden ser recogidos y eliminados de manera adecuada. Esta tecnología no solo está ayudando a limpiar el Everest, sino que también reduce la necesidad de arriesgar la vida de los trabajadores locales para recoger la basura en las zonas más peligrosas.
Y respecto al temor de que los drones reemplacen a los sherpas con sus soluciones tecnológicas innovadoras, es poco probable, al menos a día de hoy. Aunque los drones aportan beneficios logísticos, los sherpas siguen desempeñando un rol insustituible en las expediciones de alta montaña porque ellos no solo transportan cargas muy superiores a las que pueden llevar los drones, también son guías de montaña altamente capacitados con un conocimiento profundo de las rutas, el clima y las condiciones cambiantes del Everest. Sus habilidades humanas son esenciales y en situaciones de emergencia, los sherpas pueden guiar y asistir en el rescate, algo que los drones aún no pueden hacer de manera autónoma. Por tanto, la colaboración entre sherpas y drones puede ser la clave para futuras expediciones.
Los drones actúan como aliados de los humanos en muchos campos y, en el futuro, podríamos ver versiones aún más avanzadas de estos drones operando a altitudes mayores y en condiciones climáticas aún más desafiantes, así como en otras en áreas remotas y de difícil acceso en todo el mundo. Y el éxito de esta iniciativa en el Everest podría llevar a la adopción de drones para la limpieza de otros lugares turísticos y naturales donde la acumulación de basura es un problema, como montañas menos accesibles, parques nacionales o incluso áreas polares.
© Imágenes: Shutterstock.
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