El crecimiento exponencial de la población mundial está ocasionando impactos negativos sobre nuestro planeta provocados en su mayoría por el actual modelo de producción y consumo. La actividad humana se ha convertido en un gran problema social y ambiental que ha provocado la creación y mejora de políticas de intervención, información y gestión por parte de los diversos poderes responsables. Un claro ejemplo, es el nuevo impuesto que Barcelona pondrá en vigor este año con el objetivo final de controlar la generación de residuos.
En el mes de mayo del 2020, el Ayuntamiento de la ciudad condal introducirá por primera vez una tasa de servicio de recogida de residuos domésticos con el fin de fomentar la separación en origen de la basura. Esta tasa se computará en el recibo del suministro del agua, al igual que se venía realizando con la tasa para el tratamiento de residuos, y costará para el 75% de los vecinos entre 2,2 y 4 euros por familia al mes, mientras que los hogares en situación de vulnerabilidad obtendrán descuentos o quedarán exentos.
El objetivo principal de este impuesto es reducir la generación de basura, puesto que, en el futuro pagará menos quien más recicle y penalizarán a los que no lo hagan según ha afirmado el concejal de Transición Energética y Emergencia Climática del Ayuntamiento de Barcelona, Eloi Bada.
Para poder llevar a cabo una supervisión de este proceso, la nueva contrata de gestión de residuos del ayuntamiento que actuará en el 2021 incorporará contenedores inteligentes dotados de dispositivos que posibilitan la identificación de la basura de cada vecino.
Por ahora, esta nueva tasa continúa en trámite de aprobación inicial y está previsto que durante este mes de febrero se apruebe para que entre en vigor en el mes de mayo. No obstante, la medida se encuentra aprobada de manera extraoficial, puesto que se trata de una petición de ERC en el pliego de condiciones de la nueva contrata de basura.
En este momento, Barcelona es una de las ciudades que continúa contando entre un 35%-37% de reciclaje de residuos generados por particulares, mientras que el resto acaba en los contenedores de rechazo. Una cifra que queda lejos del objetivo europeo de alcanzar el 50% del reciclaje en el año 2025.
Por esta razón, el concejal de Transición Energética y Emergencia Climática, Eloi Badia, ha declarado que “nos gustaría que cuando se ponga en marcha la nueva contrata, ya se impulse una primera caracterización por distritos. A medida que se implemente esta nueva contrata, el siguiente paso serán los barrios. Y en 2025 se llegará a una tasa justa a nivel de hogar”.
Con este impuesto, el Ayuntamiento lo reinvertirá en la mejora de la gestión del servicio y está seguro de que gracias a esta herramienta se podrá alcanzar el 55% de recogida selectiva que marca la Directiva Europea.
El mundo cada vez necesita de más este tipo de preceptos, gadgets o acciones que lo cuiden y lo sanen. Hoy por hoy, es habitual encontrar aplicaciones móviles de reciclaje, procedimientos que ayudan a deshacerse de cualquier tipo de residuo como la basura electrónica, e incluso, soluciones que sirven para poner fin a la basura espacial. Sin embargo, estos métodos, aun siendo relevantes, pero creados a partir de una necesidad, no son el principal foco. La educación, la modificación en los hábitos de consumo y la búsqueda de nuevas formas de producción son algunas de las líneas esenciales a perseguir para que el único hogar que tenemos sea eterno.