El panorama de nuestro planeta en temas medioambientales cada vez es más desgarrador. Por esta razón, es significativa la necesidad de medidas que no solo solventen este escenario, sino que lo erradiquen como el proyecto de robótica RoCycle llevado a cabo por el MIT.
Los principales problemas del medioambiente que generan que nuestro planeta enferme se deben, sobre todo, al uso de productos como pesticidas y químicos, la exponencial deforestación del pulmón encargado de enriquecer el aire que respiramos, los desechos industriales y domésticos propiciados por el consumo masivo de las sociedades, la explotación desmesurada de los combustibles fósiles y los altos índices de producción de basura de los seres humanos.
Ante este horizonte, diversos actores toman las riendas en el asunto para hacer frente a esta catástrofe medioambiental, independientemente de los intereses con el que lo hagan. Con la tecnología y la inteligencia artificial como aliadas, varias compañías y gobiernos de todo el mundo desarrollan tecnología robótica para optimizar iniciativas como el reciclaje.
Como resultado los robots humanoides, aquellos que simulan las capacidades de manipulación y locomoción del ser humano, comienza a compartir tareas con los trabajadores de las plantas de procesamiento con el objetivo de lograr una mayor eficacia durante el proceso.
Entre estos proyectos, destaca RoCycle, la propuesta del Laboratorio de Robótica Distribuida del Instituto de Tecnología de Massachusetss (MIT). Una iniciativa que, actualmente, se centra en mejorar las capacidades táctiles de los robots para lograr que el sentido del tacto complemente a la visión artificial a la hora e identificar materiales.
Esta máquina automática programable, creada por CSAIL y compuesta de materiales augéticos, consiste en una “mano” conectable a cualquier brazo robótico. Su diseño se caracteriza por una fabricación con teflón, además de sensores de tensión y presión que contribuyen a determinar tanto el tamaño como la rigidez de los materiales con el fin de clasificarlos en el lugar correcto del reciclaje.
Para diferenciar el cartón, plástico, metales, aluminio, papel, vidrio, pilas o baterías, RoCycle utilizará sus sensores para poder establecerlos a través de la detección de la conductividad. Los expertos estiman que el porcentaje de aciertos se aproxima a un 85%, pero ante las cintas en movimiento, éste se reduce a 63%. Otra de sus ventajas es su dureza, que le permite resistir objetos punzantes y, con ello, reducir los riesgos del proceso de reciclaje que hasta entonces sufrían directamente el equipo humano encargado de dicha tarea.
Todavía queda un largo camino hasta que RoCycle se incorpore definitivamente a la industria y abandone su fase de desarrollo pero, hasta entonces, otras iniciativas como la de VIA Design, las zapatillas recicladas con basura, o Litterati, la app que geolocaliza los residuos ya trabajan día a día para acabar con uno de los grandes problemas que poco a poco acaban con nuestro planeta Tierra.