Un equipo de investigadores del Massachusets Institute of Technology (MIT) ha desarrollado un sistema autónomo para desalinizar agua que no precisa de costosas infraestructuras y funciona con energía solar. Esto significa que es apto para funcionar en zonas remotas sin acceso, no solo al agua potable, sino también a la electricidad.
En este sentido y según un informe conjunto de UNICEF y la Organización Mundial de la Salud sobre las desigualdades en el acceso a agua, saneamiento e higiene publicado en 2019, una de cada tres personas en el mundo no tiene acceso a agua potable. Según este mismo estudio, 4.200 millones de personas carecen de servicios de saneamiento gestionados de manera segura y 3.000 millones no tienen instalaciones básicas para el lavado de manos. En cuanto a la electricidad, necesaria para que funcionen la mayoría de los sistemas actuales de desalinización, la cifra es igualmente sobrecogedora, ya que 780 millones de personas viven sin conexión a una red eléctrica. Lejos de mejorar, se estima que esta situación se agrave con los años y que, en 2050, con una población mundial cercana a los 7.600 millones de personas, la demanda de agua aumente un 55%.
Por eso, un proceso para desalinizar agua a bajo coste y sin la dependencia de una fuente de energía convencional es tan importante. La energía solar como fuente de alimentación en dispositivos destinados al cuidado y conservación del medio ambiente ya se ha demostrado sobradamente. Ahora, la eficacia de este nuevo sistema es tal que en un área de recolección de un metro cuadrado y un coste de tan solo 4 dólares, se puede abastecer de agua a una familia. Además de aportar un suministro de agua apta para el consumo a partir del mar o de aguas salobres, este sistema es de gran ayuda para el tratamiento de aguas residuales contaminadas o para la esterilización de material quirúrgico mediante vapor.
A día de hoy, los métodos más utilizados para desalinizar agua se basan en ósmosis inversa, desalinización térmica, destilación, congelación, evaporación relámpago y electrodiálisis. También había procesos similares al impulsado ahora por el MIT, de evaporación con calor solar, y con muy buenos resultados sobre el papel, pero utilizaban mechas para extraer el agua salada y las incrustaciones de sal acumulada en los dispositivos eran difíciles de eliminar y el rendimiento disminuía notablemente con el tiempo de uso.
Según la revista Nature Communications, que se ha hecho eco del invento, un equipo multidisciplinar formado por científicos e ingenieros entre los que destacan Lenan Zhang, Xiangyu Li y Evelyn Wang, han logrado reemplazar esas mechas por un sistema en capas, con una parte externa pintada de negro para absorber la energía del sol y acumular el calor necesario. Básicamente, estas capas están separadas por un material perforado que permite el paso del agua salada a un depósito situado en la parte inferior, a menor temperatura, mientras el agua desalinizada obtenida por condensación, al tener menor densidad quedaría recogida en la capa superior. Esta circulación de agua entre ambas capas que se produce por la diferencia de temperatura favorece de manera natural que la sal quede diluida en el depósito inferior y deje de ser un problema como en los sistemas de mecha.
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