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Hoy en día son ya muchas las alternativas sostenibles orientadas a la climatización de los hogares. Opciones que, además de reducir o eliminar por completo las emisiones de CO2, también ayudan a reducir el gasto. Desde las estufas de bioetanol y de poli combustibles a los sistemas de geotermia y aerotermia, pasando por las placas calefactoras de infrarrojos o las llamadas “ventanas líquidas”, capaces de absorber la energía solar durante el día para calentar la casa por la noche.
De todas las tecnologías que se están aplicando, la que parece tener más futuro a corto y medio plazo es la bomba de calor. De hecho, es uno de los sistemas que más se están instalando para no depender del gas o del gasoil y tiene la ventaja añadida de que con un solo aparato se obtiene calor en invierno, frío en verano y, en algunos casos, agua caliente. Son equipos con una alta capacidad para aprovechar la energía ambiental y acondicionar el interior de los edificios con un consumo eléctrico muy sostenido. Un sistema de climatización que ha demostrado, además, un alto margen de mejora gracias a tecnologías adaptadas que optimizan su rendimiento.
Lo que diferencia a unas bombas de calor de otras es la fuente de origen de la energía. Así, las bombas de calor de aerotermia o de aire-agua obtienen la energía del aire exterior y con ella calientan agua para climatizar las dependencias mediante sistemas de suelo radiante o radiadores. Las de geotermia, por su parte, capturan esa energía del subsuelo, donde la temperatura es mucho más estable durante todo el año. También existen las hidrónicas, que aprovechan la energía conservada en acumulaciones de agua, y las aire-aire, que son los tradicionales equipos de aire acondicionado.
Ahora, a esta lista de bombas de calor se suma la que tiene como fuente de energía térmica las ondas sonoras. Se trata de la termoacústica. El sistema lo ha desarrollado una startup francesa que asegura un coeficiente de rendimiento de su equipo de entre 8 y 10 kW, frente a los 3 a 4 kW de las bombas de calor convencionales. La gran diferencia entre ambas se encuentra en el núcleo de helio de la termoacústica, que se mantiene en estado gaseoso hasta los -200 ºC mientras que el funcionamiento de las bombas tradicionales presenta un límite de temperatura condicionado por el cambio de estado del refrigerante que utilicen. En cambio, la bomba de calor termoacústica funciona mediante un proceso de compresión y expansión. Cuando las ondas acústicas se comprimen producen calor y cuando se expanden generan frío.
Según el fabricante, la aplicación ideal de esta bomba de calor termoacústica es la de agua sanitaria, que podría alcanzar los 80 ºC de temperatura. Sin embargo, para usarse como una bomba de calor de aerotermia, se tendría que incorporar un ventilador para transferir el calor desde el aire hasta el agua del suelo radiante.
En este sistema, la fuente desde la que se obtienen las ondas acústicas es un altavoz Hi-Fi integrado en la bomba, con tres niveles de potencia, desde los 10 hasta los 30 decibelios. El conjunto es totalmente silencioso según aseguran desde Equium.
Mutua Madrileña no se hace responsable del producto objeto de la presente entrada ni de las consecuencias de cualquier acción realizada en base a la información proporcionada. Esta información, obtenida de fuentes públicas, no supone, en absoluto, una recomendación de compra ni garantiza la calidad, disponibilidad y/o accesibilidad de los productos indicados.
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