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Aunque no existen datos que respalden una estadística fiable, muchos consumidores piensan que los coches eléctricos tienen más riesgo de incendiarse que los térmicos. En realidad, se trata de una falsa creencia según desvela un estudio elaborado en 2022 por Auto Insuranze EZ. La aseguradora estadounidense recopiló datos de la Oficina de Estadísticas de Transporte de los Estados Unidos (BTS) y de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB). Los resultados se registraron tanto en cifras absolutas como proporcionales para cada 100.000 vehículos vendidos de cada tecnología. Estos resultados reflejaron un mayor riesgo entre los vehículos híbridos, con 3.474 coches incendiados por cada 100.000 vendidos. El segundo lugar lo ocuparon los automóviles con motor de gasolina, con 1.529 casos de cada 100.000 y, por último, los eléctricos puros con tan solo 25,1.
Teniendo en cuenta los motivos por los que se puede incendiar un coche, ya sea por sobrecalentamiento de la batería, cortocircuito de elementos eléctricos o porque arda el combustible en el caso de los térmicos, el hecho de que sean los híbridos los más propensos a quemarse tiene su lógica, ya que en su mecánica confluyen los factores de riesgo de la combustión y los eléctricos.
El caso es que la compañía Aspen Aerogels ha recibido 670 millones de dólares del Departamento de Energía de Estados Unidos para desarrollar una capa protectora antiincendios para las baterías de los coches eléctricos. Esta fina barrera térmica de célula a célula está hecha de un aerogel aislante llamado PyroThin y tiene un espesor de entre uno y cuatro milímetros que no altera el rendimiento de la batería. Además de ignífuga, esta barrera antiincendios actúa como almohadilla de compresión y está preparada para resistir todo tipo de inclemencias meteorológicas y absorber los posibles golpes y vibraciones a los que se someta el vehículo durante su marcha. De hecho, su efectividad ya ha sido puesta a prueba por la NASA y en la Fórmula 1.
Los responsables del proyecto tienen previsto abrir una fábrica en Georgia (EE. UU.) que comience a producir barreras antiincendios para unos dos millones de vehículos eléctricos al año desde 2027. Unida a los exigentes controles de seguridad que deben superar las baterías por normativa, esta solución podría además blindarlas y minimizar cualquier riesgo de incendio.
Por otra parte, la evolución tecnológica de las baterías no solo va encaminada a incrementar su capacidad y reducir su volumen y peso. También hay líneas de investigación que buscan una mayor estabilidad térmica de estos elementos, para que duren más y también para que sean más seguras. Un ejemplo son las baterías de estado sólido que, al eliminar el electrolito líquido, suprimen en gran medida el riesgo de sobrecalentamiento y, en definitiva, de incendio.
© Imágenes: Shutterstock.
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