Los problemas de movilidad en las grandes ciudades han convertido a motos y scooters en una alternativa muy demandada entre los conductores de automóvil. Sin embargo, tener que examinarse para conseguir un carné específico de moto es un grave inconveniente para muchos.
En España, el carné de coche (permiso B) solo habilita para conducir motocicletas de hasta 125 cc y 11Kw de potencia, cilindrada suficiente para uso urbano pero muy justa para desplazamientos por autopista. Ahora, los scooters de tres ruedas ofrecen un plus de prestaciones a los usuarios que no quieren volver a pasar por la autoescuela, ya que la mayoría están homologados como triciclos (categoría L5e) y se pueden conducir con el permiso B.
Para consultar cualquier información relativa a permisos de conducción, además de en su página web, la DGT ha lanzado una nueva aplicación móvil llamada “mi DGT”, disponible a través del sistema “cl@ve” tanto para Android como para iPhone. En ella, además de mantenerte informado sobre las novedades relativas a tráfico y seguridad vial, podrás guardar tus carnés y la documentación de tus vehículos sin necesidad de llevarlos físicamente.
Volviendo a la moto de tres ruedas, un requisito indispensable para conducirlas con el carné de coche es su homologación como triciclos en la categoría L5e. Para ello, deben cumplir una serie de condiciones: disponer de un pedal de freno que actúe sobre ambos ejes, intermitentes que sobresalgan de la carrocería, freno de estacionamiento y una anchura del eje delantero de al menos 460 mm.
Al no considerarse motocicletas, legalmente no disfrutan de algunos de los beneficios que la normativa observa para éstas, como estacionar en plazas de aparcamiento reservadas para motos o circular por carriles bus-taxi en aquellas ciudades en que se permite. Sin embargo, en la práctica ni las policías locales ni los agentes de movilidad están vigilando ni sancionando este tipo de infracciones.
En cuanto a la seguridad de estos vehículos, el disponer de un tercer punto de apoyo en el eje delantero les aporta un plus de estabilidad y adherencia a la calzada muy útil para conductores con poca experiencia en el manejo de motocicletas. Además, algunos modelos disponen de un sistema que bloquea la suspensión basculante delantera, por lo que no es necesario apoyar el pie en parado. Este mismo sistema de suspensión basculante es el que permite inclinar la moto en las curvas, dando así una sensación más natural al conducirlas.
Pero las motos de tres ruedas también muestran algunas desventajas con respecto a sus equivalentes de dos ruedas, como su mayor precio de adquisición y un coste de mantenimiento superior. Por ejemplo, una Piaggio Beverly 300 ABS (de dos ruedas) tiene un precio base de 3.900 €, mientras la MP3 300 HPE (de tres ruedas) arranca en los 6.600 €.
Al disponer de un eje delantero más ancho y un sistema de suspensión más complejo que sus homólogas de dos ruedas, nos topamos con otro de los puntos en contra: mayor peso, que les resta prestaciones, y mayores dimensiones, que las hace menos manejables para moverse entre el tráfico.
Como conclusión, podríamos destacar que estos vehículos son una excelente opción siempre que se tenga cierta experiencia y habilidad en la conducción de motos y se sea consciente de los riesgos que implica su manejo.
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