Elegir unos neumáticos apropiados según el vehículo, las condiciones climatológicas o el tipo de superficie sobre el que van a rodar, así como saber cuándo deben ser reemplazados, son elementos que influyen directamente en la seguridad y en el bolsillo del usuario. De hecho, los neumáticos son responsables del 21% del consumo del vehículo, según Continental, y pueden incrementar en un 3% el gasto de combustible si no tienen la presión adecuada.
Para ayudarnos a tomar buenas decisiones a este respecto, la Unión Europea ha dispuesto un nuevo sistema de etiquetado que es de obligado cumplimiento por los países miembros desde el pasado 1 de mayo. Estas nuevas etiquetas están diseñadas para proporcionar una información clara sobre las características del neumático en apartados como la eficiencia energética, la seguridad y la sostenibilidad.
En estas etiquetas se reestructuran las especificaciones sobre resistencia de la rodadura y comportamiento de frenado en carreteras mojadas, mientras que los niveles de ruido se indican con el número de decibelios y una clasificación por las letras A, B o C. Además, se incluye un código QR vinculado a una base de datos de la Unión Europea denominada EPREL sobre productos energéticos, en la que el comprador podrá consultar información ampliada sobre el modelo de neumático que le interese.
También se añaden pictogramas que indican si se trata de un modelo apropiado para conducir sobre nieve o si proporciona suficiente tracción en carreteras heladas. Para completar toda esta información y, una vez se defina un método de ensayo homologado, está previsto que se incluyan datos sobre el índice de abrasión y el kilometraje.
La normativa afecta a los neumáticos de vehículos turismos y SUV (C1), así como de vehículos comerciales ligeros o furgonetas (C2) y de camiones y autobuses (C3). Quedan excluidos los neumáticos diseñados para vehículos offroad profesionales, motos y quads, vehículos de competición, agrícolas, cualquier vehículo matriculado antes del 1 de octubre de 1990, neumáticos de hasta 10” o superiores a 25”, así como los dotados de código de velocidad inferior a 80 km/h, de segunda mano salvo que sean importados de un tercer país, temporales de repuesto y neumáticos de clavos.
El propósito final de esta medida es ayudar al consumidor a elegir el neumático más eficiente y, al mismo tiempo, mejorar la seguridad vial proporcionando información sobre la distancia de frenado y el agarre en mojado. Por su parte, los fabricantes cada vez invierten más recursos en mejorar las prestaciones de sus modelos. Un claro ejemplo es el innovador reCharge de Goodyear: un neumático inteligente capaz, entre otras cosas, de regenerar su banda de rodadura. Otros también refuerzan su compromiso con el medio ambiente, como Michelín, que está construyendo su primera planta de reciclaje de neumáticos de última generación. En ella se espera reutilizar el 90% de los materiales recuperados, mientras el 10% restante se aplicará a la generación de energía para el funcionamiento de la planta y sin apenas impacto en el ecosistema.
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