Hasta ahora, el mercado de la automoción eléctrica no ha hecho nada más que lanzar nuevos modelos con interesantes prestaciones para este tipo de movilidad sostenible. Sin embargo, muy pronto, un nuevo vehículo propulsado por diferentes energías, como la eléctrica e hidrógeno, llegará a los concesionarios con unas dimensiones no vistas antes: el camión de 290 toneladas, Full Cell Electric Vehicle.

Fuell Cell Electric Vehicle es un modelo peculiar desarrollado por la compañía Anglo American (con sede en Londres) que pretende convertirse en el primer vehículo sostenible más grande del mundo. A priori, se encuentra aún en fase de desarrollo, pero las fases de pruebas para determinar el inicio de su distribución ya han sido concretadas, Fuell Cell se probará en la mina de los metales de Mogalakwena.

La característica que le diferencia del resto de automóviles del mercado es su masa total de 290 toneladas y sus prestaciones híbridas, dado que estará impulsado tanto por energía eléctrica como por hidrógeno. De este modo, la compañía minera global Anglo no solo reducirá el consumo del vehículo, sino su manutención económica, además de propiciar que este nuevo camión sea menos ruidoso que su homólogo, que está impulsado por combustible diesel.

La batería empleada para este vehículo será una batería de iones de litio y una pila de combustible de hidrógeno que permitirá a este camión de minería trabajar en ambientes hostiles gracias a la energía almacenada, hasta 1.000 kilovatios/hora, según declaró Willliams Advanced Engineering, empresa encargada del desarrollo de este instrumento esencial. Igualmente, contará con un frenado regenerativo que le permitirá conservar y recuperar la energía durante descensos complicados.

Con esta serie de herramientas sostenibles que conforman la estructura del Full Cell Electric, lo convierten en un vehículo que supera a su predecesor eDumper de 45 toneladas, sobre todo por la autonomía que proporciona el sistema de circulación por combustible de hidrógeno, que pretende abrir una nueva ventana y fomentar una circulación y un uso sostenible en este tipo de entornos.

Según Tony O`Neill, director técnico de Anglo American, el objetivo de la fabricación de este modelo tan innovador es reducir las emisiones de gases invernadero en un 30% para el 2030. De esta forma, el sector minero podrá abanderar una actividad más tecnológica, digital y sostenible que cambien los procesos de abastecimiento, extracción y venta de este tipo de productos.

Una propuesta interesante y que sigue ciertos estándares éticos impuestos hoy en día tras el deterioro de nuestro planeta. Igualmente, con este vehículo híbrido de 290 toneladas, el abanico de modelos de vehículos eléctricos se amplía considerablemente a nuevas formas. Dentro de su espectro, tan solo hay que echar un vistazo a peculiares coches eléctricos japoneses como el ORA R1, el primer coche eléctrico asiático más barato del mundo o proyectos como la iniciativa llevada a cabo para la creación de baterías menos nocivas por parte de IBM.

Desde la llegada de vehículo eléctrico, la primera cuestión preocupante para los potenciales usuarios dispuestos a cambiar su vehículo de combustión por uno eléctrico fue: ¿cómo elijo mi vehículo eléctrico? Tras el aumento de ventas de este transporte sostenible, surge un nuevo frente, el relativo a la recarga del vehículo eléctrico.  

Hasta ahora, esta última pregunta ha sido susceptible de ser respondida con un “depende de…”, puesto que según las circunstancias y hábitos de cada usuario se podrá elegir una opción u otra para conseguir aprovechar al máximo el mayor número de ventajas.

Esencialmente, el coste de recarga depende de si se lleva a cabo en casa o en un punto de recarga público o doméstico, de si se tiene una tarifa del mercado o libre, la discriminación horaria y la potencia a la que se realiza, entre otros muchos elementos. Por esta razón, en el Blog ÓN vamos a focalizar el análisis en estas dos casuísticas: recarga en casa y recarga en zona pública.

Recarga en puntos domésticos. Hay dos cuestiones a tener en cuenta en este tipo de recargas. Por un lado, si las configuraciones físicas de los puntos domésticos están en viviendas unifamiliares o puntos de recarga en garajes comunitarios y, por otro lado, la información referente a la tarifas de electricidad doméstica (inferiores a 10 kilovatios de potencia contratada).

Para que la recarga del coche eléctrico sea lo más económica posible, el periodo idóneo y más barato es el (P3) de tarifa 2.0 DHS, con el cual moverse cuesta solo 1,25 euros cada 100 kilómetros. Por norma general, esa tarifa súper valle tiene tres periodos diferentes de facturación. Sin embargo, no es un dato relevante a los que ceñirse en términos de comparación, puesto que existe otra serie de factores condicionantes como el coste de instalación, la contratación de nuevo punto de suministro, la potencia, el consumo, etc.

Recarga en zonas públicas. Cada vez es más recurrente ver como la ”electrolineras” se abren paso entre la estaciones de repostaje convencionales. Aquellos usuarios a los que no les importa dejar su vehículo en distintos puntos de recarga ajenos a su domicilio sabrán que los precios de repostaje varían sobre todo según la función de la potencia, ya que diferencia entre una recarga muy similar a la doméstica, que puede ser lenta o acelerada; o la recarga rápida. Además, existen otros inconvenientes para los usuarios como la ubicación de los puntos de recarga y la gestión de éstos por terceros.

Generalmente, la recarga lenta o acelerada es gratuita para reclamar y fidelizar a los clientes con este tipo de vehículos sostenibles que fomentan una movilidad limpia, aunque algunos lugares comienzan a privatizarlo.

Hasta ahora hay que esperar que diferentes actores sigan construyendo y desarrollando la red de recarga de nuestro país para que la movilidad sostenible sea el día de mañana posible y una realidad para cuidar nuestro planeta.