2029 es la fecha prevista por JAXA (La Nasa japonesa) para el lanzamiento al espacio de un vehículo Toyota presurizado, capaz de explorar el terreno lunar. Se llama Space Mobility y es un prototipo 6x6, de 6 metros de largo, 5,2 metros de ancho y 3,8 metros de alto. Posee una cabina presurizada de 13 metros cúbicos habitable para dos personas, incluso para cuatro en caso de necesidad. El acuerdo, firmado en mayo de 2018, promete convertirse en un nuevo hito para el progreso de la humanidad.

La energía para sus motores eléctricos será suministrada por una pila de combustible de hidrógeno, aunque también podrá recargar sus baterías directamente con energía solar, gracias a los paneles de células fotovoltaicas que se despliegan en sus flancos. Las duras condiciones ambientales de la Luna con atmósfera irrespirable, terreno muy irregular con cráteres, colinas y acantilados y muy poca gravedad, han supuesto un gran reto para Toyota a la hora de lograr la máxima autonomía para el vehículo espacial. Reto que ha saldado consiguiendo que llegue a los 10.000 kilómetros.

Del tamaño de dos microbuses y carrocería muy reforzada, el prototipo diseñado por Toyota para explorar la Luna ha recurrido a su tecnología de propulsión de vehículos con hidrógeno como la solución más viable para un vehículo espacial. La firma nipona ya tiene experiencia en este campo. Su modelo Toyota Mirai, lanzado en 2016, es pionero en vehículos de hidrógeno y ha servido de principal fuente de inspiración.

Los vehículos de hidrógeno representan ya el transporte del futuro, ya que suponen una revolución tecnológica y la mejor alternativa a los eléctricos en la carrera por sustituir a los coches con motor de combustión. El hidrógeno es un combustible limpio que genera energía y solo emite agua como residuo del proceso… ¡y es el elemento más abundante en el universo!

Entre sus ventajas, aparte de su movilidad sostenible, destacan: la rapidez a la hora de repostar (solo 3 minutos frente a al menos media hora que necesitan los eléctricos), el precio (más barato que la gasolina y diésel ya que se trata de una fuente de energía inagotable), y el derecho a lucir la pegatina CERO emisiones.

Pero siempre hay alguna salvedad, y en este caso, las desventajas son: las emisiones contaminantes que genera la producción de hidrógeno si no proviene de fuentes renovables (aunque en marcha estas emisiones son cero), la falta de estaciones de servicio para repostar hidrógeno (en España solo hay seis hidrogeneras y se espera llegar hasta a veinte el próximo año) y el tamaño de los coches, demasiado grandes porque necesitan un depósito para almacenar el hidrógeno muy voluminoso.

Tanto en los vehículos de hidrógeno, que ya están en el mercado como en el Toyota Space Mobility, el procedimiento para que se muevan es el mismo: el hidrógeno almacenado en los tanques abastece la pila de combustible. Una vez se arranca, se inyecta aire (oxígeno) a las celdas de combustible que conforman la pila y la reacción del oxígeno y el hidrógeno almacenado genera tanto la electricidad como agua. La electricidad alimenta la batería y ésta abastece al motor, y el agua sobrante se expulsa por el tubo de escape.

La primera misión tripulada destino la Luna y Marte ya ha comenzado su cuenta atrás. En menos de una década podremos ver el primer Rover conducido por humanos en la superficie lunar, pero no es la última novedad de producto derivado de la carrera espacial. Hace unos meses la NASA presentó unas zapatillas junto a Nike, las PG3X Nasa, aunque también se ha atrevido con la arquitectura, al diseñar las primeras casas para poder vivir en Marte.

En el siglo XXI se produce un nuevo hito estrechamente ligado con la movilidad en las ciudades. Los coches, las bicicletas, los patinetes eléctricos y las motos compartidas se han convertido en las nuevas formas de movilidad compartidas y sostenibles más extendidas y han cambiado las maneras de moverse y las costumbres de las personas que residen en las grandes urbes. 

Conscientes de ello, las famosas aplicaciones de mapas han pasado a un segundo plano y han dado paso a las apps vinculadas a este tipo de medios de transporte. Entre ellas se encuentra la aplicación móvil Chipi App, la cual ha conseguido ser pionera en este negocio.

La compañía fundada por Emilio Mellado, actualmente consejero delegado de Chipi App; Jorge Jurado Filippi, responsable de marketing y Javi Galve, responsable de productos, desarrollaron este nuevo negocio focalizado en el ámbito de la movilidad urbana con fuerte soporte tecnológico, con el objetivo de aglutinar todas las opciones de transporte disponibles en tiempo real, a la vez que ofrece información de todos los factores que afectan a la tarifa, el tiempo y la disponibilidad del trayecto. Una idea de negocio que, con el tiempo, ha conseguido crecer hasta agregar la información de más de 110 proveedores en 15 ciudades.

En esta línea, Mutua Madrileña ha contemplado como eje principal la entrada en nuevos negocios relacionados con la movilidad y, por esta razón, ha decidido participar en World Wide Mobility, sociedad matriz de Chipi, para poder cubrir una de las necesidades de sus clientes antes los cambios económicos y sociales que están trasformando los hábitos vitales de movilidad en las ciudades.

Por ello, Mutua ha adquirido un 10% del comparador de movilidad de Chipi, al igual que hizo al liderar la financiación de la startup de española de alquiler de motos eléctricas Movo, la filial de Cabify, para reforzar su apuesta por crecer en el sector de la movilidad. Con su entrada en el capital de Chipi, Mutua participa en el negocio de la movilidad por dos vías: la de los agregadores y el control de los vehículos en remoto.

La movilidad compartida y sostenible ya es una realidad en las grandes ciudades y solo es cuestión de tiempo que este revolucionario modelo de movilidad pase de representar una alternativa segura al transporte tradicional. Una razón que ha llevado a Mutua a apostar por este tipo de negocios como vía de diversificación de su actividad.