Si estás pensando en cambiar a un coche eléctrico o híbrido, deberías conocer todas las opciones que ofrece el mercado a día de hoy, tanto por tecnología, prestaciones, autonomía y, también, el tiempo de recarga que necesitan. De la decisión que tomes dependerá que el modelo elegido se ajuste a tus necesidades de desplazamiento más habituales.
Para empezar, hay que diferenciar entre coches eléctricos (EV) e híbridos. Los primeros solo disponen de propulsión eléctrica y se diferencian por el modo de obtener la energía entre los BEV (Battery Electric Vehicle), cuando se enchufan a una toma de corriente, los FCEV (Fuel Cell Electric Vehicle) o Vehículos Eléctricos de Pila de Combustible, y los EREV (Extended Range Electric Vehicle), si disponen de un motor de combustible únicamente destinado a recargar las baterías del motor eléctrico, pero en ningún caso a propulsar el vehículo.
En cuanto a los híbridos, mucho más extendidos por el momento que los eléctricos puros, existen tres tipos por su nivel de electrificación: los MHEV (Mild Hybrid Electric Vehicle), los HEV (Hybrid Electric Vehicle), los PHEV (Plug-in Hybrid Electric Vehicles).
Los MHEV, también conocidos como híbridos ligeros o microhíbridos, son aquellos que disponen de una pequeña asistencia eléctrica al motor de combustión, generalmente de 48 Voltios, que aporta alrededor de 12kw extra para utilizar en momentos puntuales de la conducción, como las salidas desde parado, el sistema Start&Stop o la conducción por inercia. Esto hace que se reduzca el consumo en un 7% aproximadamente y también las emisiones. Por eso, la DGT les asigna la etiqueta “ECO”.
Los HEV o híbridos convencionales tienen un motor eléctrico más potente que les permite rodar sin ayuda del motor de combustión a baja velocidad y para cubrir distancias cortas, por lo que su uso en eléctrico se limita al entorno urbano. También disponen de etiqueta “ECO” y las baterías se recargan cuando el motor térmico entra en funcionamiento. La autonomía es algo mayor que en los MHEV y en modelos similares de combustión gracias a su mayor grado de electrificación, que permite un mayor ahorro de combustible.
Por último, dentro de la categoría de coches híbridos tenemos a los PHEV o híbridos enchufables. Son los que tienen mayor nivel de electrificación, con baterías que alimentan uno o varios motores eléctricos capaces de recorrer distancias cercanas a los 100 km con cero emisiones, pero sin renunciar al motor de combustible que garantiza una mayor autonomía. Su recarga se realiza, bien enchufándolo a la red eléctrica o bien utilizando el motor de gasolina como generador. Las frenadas también aportan carga a las baterías con en el caso de los HEV. Al disponer de etiqueta “CERO”, disfrutan de los mismos privilegios que los eléctricos puros, como circular sin restricciones por las Zonas de Bajas Emisiones.
En cuanto a los eléctricos puros, todos disfrutan de la etiqueta “CERO” de la DGT y ninguno tiene un motor de combustión que sirva para propulsar el vehículo. Los modelos más modernos de BEV (Battery Electric Vehicle) alcanzan ya los 700 km de autonomía y el tiempo de recarga, que se puede llevar a cabo mediante una toma doméstica o en un “wallbox”, también ha disminuido considerablemente en los últimos años.
A diferencia de los anteriores, los FCEV (Fuel Cell Electric Vehicle) o Vehículos Eléctricos de Pila de Combustible, no precisan una fuente de alimentación eléctrica para recargar las baterías, sino una carga de hidrógeno, mucho más rápida, disponible en las todavía muy escasas “hidrogeneras” que hay en España. Su autonomía es más que aceptable para tratarse de coches 100% eléctricos, pero su precio no está al alcance de todos los bolsillos.
Por último, los EREV (Extended Range Electric Vehicle) son aquellos que, como apuntábamos más arriba, disponen de un pequeño motor de combustión que recarga las baterías del propulsor eléctrico. Por autonomía, superan a los híbridos enchufables y es algo inferior a los BEV.
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