Las autopistas solares están cada vez más cerca de hacerse realidad. De hecho, países como Alemania, Suiza, Francia y Austria ya están preparando instalaciones experimentales para analizar su viabilidad. Un ejemplo es el que ha puesto en marcha el Instituto Austriaco de Tecnología (AIT) bajo el nombre PV-Süd. Este proyecto está financiado por los gobiernos de Alemania, Austria y Suiza, y consiste en la colocación de placas fotovoltaicas a lo largo de ciertos tramos de autopista, formando una cubierta transparente que, al mismo tiempo que genere energía, garantice la seguridad vial mediante estrictas medidas de seguridad. Básicamente, se investiga la viabilidad económica de esta tecnología estudiando las maneras más sencillas y eficientes de desplegar estos “tejados solares”.
Otra iniciativa en marcha se encuentra en un estudio publicado por científicos de la Chinese Academy Of Sciences. En este caso, los investigadores estiman una producción de hasta 17.578 TWh al año obtenidos a partir de 3,2 millones de kilómetros de carreteras. Además, el estudio considera que estas infraestructuras podrían mejorar la seguridad vial reduciendo la mortalidad en un 10,8%. Al cubrirse con un techado de placas, la calzada quedaría protegida de inclemencias meteorológicas tales como heladas, lluvia o nieve, mejorando tanto la visibilidad como la adherencia.
Además, uno de los mayores inconvenientes de los parques solares convencionales es que ocupan grandes superficies de terreno que no pueden ser utilizadas para cultivos ni otros fines. Sin embargo, utilizando las redes de carreteras existentes, se aprovecharía el espacio con este doble uso. De hecho, el concepto de “infraestructuras dobles” no se limita solo a las autopistas. En Alemania, se ha comenzado a experimentar con la instalación de paneles solares sobre las líneas ferroviarias, aprovechando también las extensas superficies no utilizadas en los sistemas de transporte. Asimismo, en algunos países como India, se han colocado paneles solares sobre canales para evitar la evaporación de agua y generar energía limpia simultáneamente.
Por tanto, una de las mayores ventajas de este proyecto es su capacidad para generar energía limpia utilizando infraestructuras ya existentes. En el caso de España, las autopistas recorren más de 17.000 kilómetros, lo que ofrece un enorme potencial para generar energía evitando el impacto medioambiental de instalar esos paneles en zonas agrícolas.
En cuanto al rendimiento, la energía generada en estas autopistas podría destinarse a alimentar tanto el alumbrado como nuevos sistemas de señalización inteligentes. También, una vez integrada en la red nacional, puede contribuir al suministro energético de los hogares.
Aunque el proyecto es ambicioso, su viabilidad ha sido objeto de diversos estudios. Las carreteras reciben una gran cantidad de radiación solar, lo que las convierte en lugares ideales para la instalación de paneles fotovoltaicos. Sin embargo, es fundamental realizar una evaluación exhaustiva de los costes iniciales, el mantenimiento y la integración de la energía generada en la red eléctrica. Las experiencias piloto que se han llevado a cabo hasta ahora muestran que, si bien las inversiones iniciales son elevadas, los beneficios a largo plazo, tanto económicos como medioambientales, superan con creces los costes.
En Francia, por ejemplo, ya se han instalado paneles solares en las autopistas a través del proyecto Wattway, que utiliza pequeñas placas solares colocadas directamente sobre el asfalto. Aunque inicialmente, este proyecto se topó con dificultades técnicas, sigue siendo una muestra del potencial de las carreteras para convertirse en fuentes de energía. Si bien menos ambicioso, otro ejemplo lo encontramos en Países Bajos, con su proyecto de carril bici con placas fotovoltaicas instaladas en el pavimento. Parecido a éste es el desarrollado en Corea del Sur, con los paneles cubriendo un carril bici que discurre en medio de la autopista.
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