Compartir
La innovación en el ámbito de la automoción es imparable. Hoy en día los usuarios disponen de una nueva versión del sistema de conducción autónoma, el ProPilot 2.0, tecnología que permite realizar un seguimiento de los ojos con el sistema Smart Eye o la posibilidad de desbloquear el coche con el Face ID de Apple. Aunque esto pueda parecer complicado de superar, la marca inglesa de automóviles de lujo Jaguar salta a la palestra con una nueva solución que facilita la gestión del vehículo: el volante sensorial de Jaguar Land Rover.
Este volante sensorial se encarga de enviar notificaciones y direcciones de navegación a través de la temperatura con el objetivo de que el usuario no se distraiga durante la conducción. Con esta novedad, Jaguar ha decidido llevar esta prestación del vehículo a otro nivel con el fin de ofrecer a los usuarios una manera completamente diferente de la que los competidores nos tienen acostumbrados.
El elemento fundamental de esta innovación es la temperatura del volante para que el conductor sepa en cada momento qué es lo que ocurre con su vehículo y las decisiones que debe tomar, siempre aplicado a necesidades que puedan surgir en carretera.
Su funcionamiento es muy sencillo. El volante, conectado a todo el vehículo, reacciona ante las diferentes situaciones en carretera que puedan suponer un riesgo, y con un sistema definido de comunicación, ser capaz de trasladar al usuario una señal calórica que identifique una situación concreta de la conducción: desde un desplazamiento necesario del vehículo, a un repostaje.
Así, por ejemplo, en el caso de que debiese cambiar de carril, el usuario sentirá en uno de los lados del volante la sensación de calor. El volante también utilizará el calor, pero de una manera concreta y diferenciada del anterior, para indicar que el automóvil se está quedando sin combustible.
Para su desarrollo, Jaguar ha trabajado conjuntamente con la Universidad de Glasgow, puesto que dicha institución forma parte de una investigación que ha financiado la propia firma.
El desarrollo realizado, si bien resulta una verdadera novedad en el ámbito de la conducción segura, depende de muchos factores para poder identificarlo como una solución eficiente en el largo plazo. El principal que el conductor, primero sepa identificar cada señal de temperatura con el significado real que se le aplica y, segundo, que ese cambio de temperatura no pueda suponer algún tipo de sobresalto o distracción al volante que pueda provocar problemas durante la conducción del usuario.