Si TikTok fue la aplicación de moda en 2020, en 2021 el trono lo ocupa Clubhose. Esta aplicación, que de momento sólo está disponible para dispositivos iOS, es un canal exclusivamente de audio en streaming. Es decir, sólo hay audio, y sólo se puede consumir en tiempo real. Nada queda grabado para escucharse después. Tal es su éxito, que en enero los inversores de riesgo ya valoraban a esta app en más de 1.000 millones de dólares.
Una vez descargas la app y la instalas en tu dispositivo, tienes que conseguir que un usuario ya registrado te envíe una invitación y, con ella, por fin podrás comenzar a participar en salas en las que se comenten los temas que te interesan. Una vez en la sala, Clubhouse hace su magia: puedes participar en salas de hasta 5.000 personas, o en otras en las que hay pocos participantes, pero quizás, entre ellos, se encuentra alguna persona a la que admiras con la que podrás hablar como si estuviera en el salón de tu casa.
Se ha hablado tanto de la buena experiencia que ofrece Clubhouse a nivel usuario como de sus riesgos de privacidad. El Observatorio de Internet de Stanford (SIO) advirtió de que la empresa que da soporte a esta aplicación es una startup de origen chino llamada Agora. Según declaraba su director, Alex Stamos, “Clubhouse no puede ofrecer ninguna promesa de privacidad para las conversaciones mantenidas en cualquier parte del mundo".
La plataforma registra todo, es decir, qué ID de usuario se ha conectado a qué ID de sala. Y, cuando todo queda guardado y sin encriptar, toda esa información está al alcance de cualquier hacker, que podría extraer información sensible sobre los usos de la aplicación.
Pero no sólo está en juego nuestra identidad y privacidad en cuanto a qué salas nos conectamos: los usuarios no pueden grabar los audios, pero la aplicación sí lo hace: las conversaciones sólo se eliminan de forma automática si nadie reporta una “violación de confianza y seguridad” durante la charla. Si se produjera esa denuncia, Clubhouse almacenaría esa conversación hasta que se completase la investigación. Al menos, eso sí, estos audios se guardan de forma encriptada.
Hay otras amenazas que vienen de fuera: se están detectando casos de intentos de grabación de las conversaciones por parte de los usuarios, para distribuirlas después fuera de la app. Clubhouse ha tomado medidas para evitarlo, como avisar a los host (anfitriones) cuando se detecta un intento de grabación y expulsar al usuario que lo ha hecho; pero no es suficiente.
Otro punto sensible en cuanto a la protección de datos es el acceso a la agenda de contactos. La invitación a la plataforma funciona a través del número de teléfono, por lo que al registrarte tienes que permitir el acceso a todos tus contactos. Al hacerlo, todos esos datos se almacenan en sus servidores.
Y un último problema de privacidad viene como consecuencia de la exclusividad: al no ser fácil para cualquier usuario conseguir una invitación, se han comenzado a detectar intentos de fraude en los que se venden supuestas invitaciones para acceder a esta aplicación.
Los problemas con el uso de datos e información en redes sociales no son algo nuevo y han desencadenado los últimos años relanzamiento de otras como Telepath, una red social que evita crear perfiles falsos para evitar haters y malas conductas, o la mejora de house rules como ha hecho Twitter con su aplicación Birdwatch para controlar la difusión de fake news.
Sol de León
Comunicación & Social Media