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El uso de la inteligencia artificial en el desarrollo de videojuegos tiene más recorrido de lo que muchos piensan y no ha dejado de evolucionar. Si nos remontamos a 1980, muchos recordarán el exitoso juego de Pacman, coloquialmente conocido como “comecocos”, en el que unos fantasmas nos intentaban acorralar para destruirnos. Este arcade creado por Toru Iwatani bajo la marca Namco revolucionó los recreativos de todo el mundo en buena medida gracias a su inteligencia artificial: los fantasmas se comportaban obedeciendo a rutinas de huida y persecución en base a una técnica muy novedosa para la época. Otro precedente lo encontramos en Deep Blue, el superordenador desarrollado por IBM que en 1997 batió al campeón del mundo de ajedrez Garry Kasparov. Los Sims y sus decisiones autónomas son un ejemplo más que sirve para ilustrar esta carrera de largo recorrido.
Y es que, con el paso de los años, tanto el realismo de los gráficos como el de las situaciones, los diálogos y las interacciones entre los personajes proporcionan una experiencia de juego que no deja de sorprender. El último eslabón de esta cadena es aplicar la IA generativa, aquella capaz de crear imágenes, texto o audio como respuesta a una solicitud escrita o prompt, al desarrollo de los videojuegos.
¿Cómo puede intervenir esta tecnología en la mejora de los videojuegos? Una de las posibilidades tiene que ver con el comportamiento de los personajes no jugables (NPC o Non Playable Characters, por sus siglas en inglés), que son aquellos que interactúan con el avatar del jugador dándole instrucciones, entregándole objetivos y conversando con él, o bien aparecen como figurantes para dar realismo a las escenas. Hasta ahora, los NPC solían tener un comportamiento algo robótico, con lenguaje y gestos poco naturales. Pero ya existen herramientas que ayudan a los desarrolladores y guionistas a desarrollar el que pudiera ser su trabajo más repetitivo: crear instrucciones de comportamiento para las múltiples líneas de diálogo existentes en un juego de mundo abierto. Al aplicar esta inteligencia artificial a los NPC, estos personajes tienen una animación corporal casi natural, sintetizada a partir del habla.
Otra faceta en la que la IA generativa está revolucionando el sector es para facilitar el proceso de guionización y el desarrollo del propio videojuego. A partir de indicaciones basadas en texto, la IA generativa puede proponer textos para guiones y organizar árboles de diálogo, misiones o cualquier otro elemento del proyecto. Desde el punto de vista gráfico, las inteligencias artificiales ya disponibles también pueden contribuir a optimizar tiempos, por ejemplo, a través de las técnicas de super sampling. Éstas son técnicas de procesamiento de imágenes que parten de imágenes renderizadas por la GPU a baja resolución y, mediante aprendizaje automático, las IAs generan el fotograma definitivo a la resolución deseada. Así, se libera memoria de la GPU y se puede mejorar el rendimiento del juego o facilitar la creación de mundos abiertos.
Como ya sucede con la fotografía, la ilustración y otros ámbitos de la creatividad, la IA generativa pone a disposición de diseñadores, guionistas y desarrolladores de videojuegos herramientas que derriban cualquier barrera a la imaginación.
© Imágenes: Shutterstock
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