Madrid, Aranjuez, Manzanares el Real y Buitrago de Lozoya son los primeros destinos escogidos para que juegues mientras haces turismo.
Outfinders ha desarrollado tres Street Escapes que mezclan la mecánica de un escape room y una gymkana al aire libre en los que, a través de una narrativa épica, se propone un reto que hay que superar en equipo y en un tiempo determinado.
El primero de ellos, “El ataque”, es gratuito y se desarrolla en el centro de Madrid. Este desafío sirve como iniciación para los jugadores menos experimentados: el juego dura 15 minutos, durante los cuales los jugadores deben evitar que un hacker provoque el caos en la ciudad.
“Operación Reliquia” tiene un coste de 9,99€ por dispositivo y sus escenarios son Aranjuez, Manzanares el Real y Buitrago de Lozoya, donde los jugadores tendrán que descubrir durante unos 60 minutos el paradero de una valiosa reliquia desaparecida. Por su parte, “El código de los Mendoza” está ambientado en Manzanares el Real y su precio es de 13€ por jugador. La misión de este desafío digital es salvar el elixir de la eterna juventud en un plazo máximo de 120 minutos.
El propósito de estos Street Escapes o escape room exteriores es potenciar los paseos por zonas de interés turístico con un rico patrimonio amenizando las visitas con pruebas y desafíos que atraigan a un público más joven, despertando su interés por conocer y valorar nuestra riqueza cultural.
Los participantes deben resolver los retos en un tiempo máximo limitado. Gracias al sistema de geolocalización del móvil, las pruebas se plantean en forma de enigmas, rompecabezas o acertijos en puntos concretos de las calles por las que se mueve el jugador, en una localidad concreta.
Estos Street Escapes plantean enigmas y pruebas que deben responderse en puntos concretos de las calles por las que se mueve el jugador.
Al igual que otras iniciativas, como la presentada por el Instituto Tecnológico del Producto Infantil y de Ocio, esta propuesta persigue incentivar el turismo y mitigar el brusco descenso de visitantes registrado durante la crisis sanitaria del coronavirus. En el caso particular de España, cuyo patrimonio cultural es un valor en sí mismo y uno de los más ricos del mundo, promocionar el turismo de interior es vital para que el sector se recupere y alcance las cifras “pre-pandemia”. Basta recordar que en 2019 solo la Comunidad de Madrid recibió la visita de casi ocho millones de turistas internacionales.
Según el estudio de la consultora DNA Turismo y Ocio sobre La Industria Turística y el COVID-19, la recuperación del turismo cultural se prevé lenta por culpa, entre otros factores, de la debilidad de nuestro tejido empresarial vinculado con la cultura y el patrimonio. Y eso pese a ocupar el tercer puesto, tras Italia y China, con más lugares declarados Patrimonio de la Humanidad, 47 en total. De hecho, en estos momentos la esperanza de recuperación apunta al turismo nacional más que al visitante externo.
A lo largo del último año, hemos sido testigos de alternativas no presenciales al ocio y la cultura, como conciertos virtuales, visitas a museos o “ciberviajes” desde nuestros dispositivos. Ahora, el objetivo es recuperar las experiencias en primera persona y lograr que nuestro turismo recupere la buena salud de siempre.
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