Kevin Systrom y Mike Krieger, los cofundadores que vendieron Instagram a Facebook en 2012 por casi mil millones de dólares, han presentado una nueva aplicación, llamada Artifact, que ofrece noticias personalizadas a sus usuarios mediante la incorporación de inteligencia artificial y aprendizaje automático. Para Systrom, este aprendizaje automático, que se usa cada vez más para mejorar la experiencia del consumidor, hace que las cosas mejoren muy rápido.

En muchos sentidos, Artifact -cuyo nombre viene de la fusión de Artículo, Hechos e Inteligencia artificial- recuerda a Google Reader, una aplicación de lector de noticias RSS que Google eliminó en 2013. La principal diferencia entre los dos es que Artifact funciona con avances en IA y aprendizaje automático para mejorar la experiencia del usuario.

El equipo que hay detrás de Artifact explicó en su lanzamiento que “con nuestra aplicación, también presentamos nuevas herramientas para ayudar al usuario a personalizar su experiencia, proporcionar control sobre lo que ve en Feed, visualizar su historial de lectura y ver qué es popular en su red”.

Inspiradas por el éxito de TikTok, que te muestra contenidos utilizando solo predicciones algorítmicas, independientemente de quiénes sean tus amigos o a quién sigas, las grandes plataformas sociales han pasado los últimos años persiguiendo productos de video de formato corto y los ingresos publicitarios que los acompañan. Y, de hecho, para entender Artifact, basta con imaginarnos una especie de TikTok para texto. La aplicación se abre a una batería de artículos populares elegidos de una lista seleccionada de editores que van desde medios de noticias líderes como The New York Times hasta pequeños blogs sobre temas de nicho. Se toca el artículo que interese y Artifact va ofreciendo publicaciones e historias similares en el futuro, ajustando su algoritmo con el tiempo. Y, aunque su apuesta parezca algo antigua, al hacerlo claramente por el texto, sus fundadores tienen la esperanza de que más de una década de lecciones aprendidas, junto con los avances recientes en inteligencia artificial, ayuden a que su aplicación llegue a un público más amplio.

El transformador inventado por Google en 2017 ayudó a que los sistemas de aprendizaje automático mejoraran a un ritmo mucho más rápido, lo que condujo directamente al lanzamiento de ChatGPT el año pasado y al consiguiente auge del interés en torno a la IA. Todos estos avances animaron definitivamente a Systrom y Krieger a apostar por Artifact.

Artifact también eliminará publicaciones individuales que promuevan falsedades, dice. Y sus sistemas de aprendizaje automático se optimizarán principalmente para medir cuánto tiempo pasa leyendo sobre diversos temas, en lugar de, por ejemplo, qué genera la mayor cantidad de clics y comentarios, en un esfuerzo por recompensar el material más atractivo.

La nueva aplicación se puede descargar tanto en dispositivos iOS como en Android; se podrán conectar con sus contactos y ver artículos que son populares en su red, ver estadísticas sobre su historial de lectura y patrones, así como dar retroalimentación a Artifact sobre los artículos que hacen.

Mediante la técnica del aprendizaje profundo, esta aplicación genera imágenes de nuestro rostro en distintas épocas de la historia. Faraón egipcio, pirata, guerrera vikinga, buscador de oro, o hippy de los 70, basta con darse de alta en la plataforma de MyHeritage, desarrolladores de la App, y subir entre 10 y 25 fotografías de nuestra cara sin gafas, desde distintos ángulos y, a ser posible, algunas de cuerpo entero. Después, tendremos que esperar de 30 a 60 minutos y recibiremos un email confirmando que los resultados están disponibles. 

El aprendizaje profundo es una variante del aprendizaje automático con unas capacidades potencialmente ilimitadas, ya que la máquina mejora sus conocimientos a medida que va adquiriendo experiencia. Cuando está preparada, la máquina puede realizar tareas realmente complejas que implican reconocimiento del entorno o anticipación. En otros casos, el “Machine Learning” puede tener aplicaciones destinadas al ocio, como en este ejemplo.

Todo se lo debemos a la Inteligencia Artificial (AI). Por definición, la Inteligencia Artificial es la habilidad de una máquina de presentar las mismas capacidades que los seres humanos, como el razonamiento, el aprendizaje, la creatividad y la capacidad de planear. Para que una máquina tenga esa habilidad necesita alimentarse de datos, que obtiene de manera externa, cuando se los aporta alguien, o de manera autónoma, a través de sus propios sensores o cámaras.  Así es como un horno inteligente puede calcular por sí mismo el tiempo de cocinado según el tipo de alimento que contenga, o un coche decide efectuar una frenada de emergencia al detectar a un niño cruzando la calle.

AI Time Machine utiliza técnicas de Inteligencia Artificial y aprendizaje profundo muy parecidas a las que usan otras Apps de entretenimiento relacionadas con la fotografía, como Go Art y Prisma, que convierten nuestras fotos en cuadros. De hecho, el retoque fotográfico es uno de los campos en los que la Inteligencia Artificial y el Machine Learning han hecho grandes progresos. Utilidades para mejorar el color, contraste, luminosidad o enfoque; corrección de ciertos defectos; eliminación de ruido o incluso borrado de elementos concretos de la imagen que no queremos que aparezcan, son acciones posibles gracias a la capacidad de aprender de softwares diseñados para el retoque fotográfico como Neural Filters de Photoshop o Luminar 4.

Por increíble que parezca, ya existen aplicaciones capaces de generar vídeos a partir de fotografías e incluso textos mediante Inteligencia Artificial. Un ejemplo lo tenemos en la aplicación Deep Nostalgia, también desarrollada por MyHeritage, con la que antiguos retratos familiares cobran vida por unos instantes.

En muchos casos, la tecnología y en concreto la Inteligencia Artificial ha cambiado la manera de entender el entretenimiento a través de videojuegos o aplicaciones móviles, abriendo un camino de posibilidades que hace poco no habríamos podido imaginar.

© Imágenes: Shutterstock.

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