Con la incorporación de la tecnología, los retrovisores pasan a ser mucho más que un simple espejo.
Los espejos retrovisores se actualizan. La tecnología los tenía abandonados y, más allá de ofrecer un mecanismo de plegado automático, regulación electrónica o sistema calefactable en algunos modelos, no dejaban de ser simples espejos incluso en los coches más lujosos.
Ahora se han lanzado los retrovisores inteligentes, equipados con sensores y cámaras que brindan al conductor nuevas y más complejas funcionalidades. En las propuestas más innovadoras hay, por una parte, una cámara que monitoriza lo que ocurre en los asientos posteriores del vehículo. Ésta va instalada en el interior y apunta a las plazas traseras: con la ayuda de sensores de ocupación y de micrófonos, se detecta cualquier actividad o cambio en esa zona y el sistema prioriza la imagen capturada por esta cámara. Además, si un pasajero que viaja en esos asientos inicia una conversación, su voz es registrada por los micrófonos y se reproduce en los altavoces delanteros, mientras que las voces de los ocupantes delanteros se reproducen por los altavoces traseros. Aunque esta función que ayuda a mejorar la nitidez de las conversaciones no es propia del retrovisor, sí participa de todo ese nuevo entorno tecnológico que ofrece alguno de los fabricantes de automóviles más prestigiosos.
Dentro de este mismo sistema, también hay una cámara ubicada en la parte trasera exterior que capta lo que sucede detrás del coche, así como sensores meteorológicos y de proximidad que ofrecen una visión panorámica. Las imágenes de estos dispositivos externos se activan o no en función de lo que detecten, ya sean condiciones meteorológicas adversas como niebla o lluvia, otros vehículos que se aproximan por detrás o cualquier obstáculo cercano. Es el ordenador el que, mediante determinados parámetros que valoran la situación por el tipo de maniobra, vehículos implicados, circunstancias del tráfico perimetral, etc., decide qué imagen es la más apropiada en cada instante para apoyar una conducción más segura.
Asimismo, es posible configurar una vista simultánea que combina la imagen del interior con la trasera y perimetral. En este caso, será la percepción selectiva del conductor la que dé mayor protagonismo a una u otra vista. También, y según el modelo de retrovisor inteligente que se elija, los hay que ofrecen información superpuesta a la escena principal, como datos de navegación o señalización GPS; o visión nocturna; imagen del exterior en gran angular; cámara frontal para grabar lo que ocurre delante de nuestro vehículo, etc.
Los retrovisores inteligentes vienen equipados con sensores y cámaras para brindar al conductor nuevas funcionalidades.
Este tipo de soluciones contribuyen a la seguridad vial al evitar, entre otras cosas, los ángulos muertos. De hecho, ya es obligatoria la incorporación de cierta tecnología en los espejos interiores de los coches nuevos, como el asistente de velocidad ISA, que necesita disponer de una cámara en la carcasa del retrovisor para poder funcionar.
Y aunque algunos fabricantes ya apuestan por incluir los retrovisores inteligentes en el equipamiento de sus modelos, lo cierto es que existen dispositivos que se adaptan a los retrovisores convencionales de cualquier coche aportando funcionalidades como la cámara de marcha atrás o la anteriormente mencionada visión nocturna.
El principal inconveniente que puede tener este tipo de retrovisor frente al convencional es el precio y la complejidad de su instalación, sobre todo cuando ésta necesita un cableado, ya que también puede recibir la señal de las cámaras y sensores por bluetooth. Estamos hablando de sustituir un simple espejo, económico y sin componentes electrónicos que puedan averiarse, por un complicado sistema de pantalla con sensores y un software que lo haga operativo. Pero el progreso en el mundo de la automoción nunca se ha detenido ante las dificultades y, lo que hoy puede parecer un inconveniente, podrá acabar transformándose en algo tan cotidiano como el navegador.
© Imágenes: Shutterstock.
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