Las contraseñas son la primera defensa que tenemos en la protección de nuestra identidad digital. En tiempos en los que cada vez estamos más conectados y realizamos más gestiones digitalmente, cobra importancia reforzar la seguridad de nuestros perfiles para proteger nuestros datos personales. Especialmente aquellos más sensibles, como los datos bancarios o relacionados con la salud. Con motivo del día Internacional de la Seguridad Informática, que se celebra el 30 de noviembre, te damos algunos consejos para crear una contraseña segura y fácil de recordar.

Pero, ¿qué debe tener una contraseña para ser segura? Lo primero y más recomendado para el registro en cualquier sitio web o aplicación es utilizar una clave que combine letras, números, mayúsculas, minúsculas y algún símbolo (exclamación, interrogación, asterisco, porcentaje…). Para que esta palabra no sea fácil de adivinar, se debe evitar utilizar datos relacionados con la persona: nombre o apodo, nombre de tu mascota, fecha de nacimiento, teléfono, ciudad… son palabras que los ciberdelincuentes podrían asociar al perfil para identificar la clave.

Las contraseñas largas son más seguras, pero no siempre resultan fáciles de recordar. Y más cuando tenemos que combinarlas con símbolos, mayúsculas, números, etcétera. Para ello, desde Google sugieren trucos como utilizar la letra de una canción o un verso de un poema, una cita o frase que te guste especialmente, una serie de palabras relacionadas que signifiquen algo especial para ti… Y, para que estas palabras no sean reconocibles, un truco que podrá resultar de gran ayuda es crear la contraseña con la primera letra de cada palabra de esa frase que hayamos seleccionado.

Tan importante como crear una clave segura es hacer un buen uso de ella: utilizar la misma contraseña para diferentes entornos digitales provocará que, una vez los ciberdelincuentes consigan el acceso a una página, puedan vulnerar el perfil en otros sitios web. Por ello, cada clave debe ser única. Para ayudarnos a recordarla, existen gestores de contraseñas que las almacenan y encriptan para que cada persona pueda acceder a su información.

Por otra parte, cada vez más plataformas digitales ofrecen el servicio de autenticación en dos factores (2FA): este protocolo hace que, cuando queramos acceder a la página web, debamos insertar un código que podremos recibir a través de un SMS o generarlo mediante una aplicación específica para ello, como Google Authenticator. Estos procedimientos añaden una capa más de seguridad a la protección de nuestros datos digitales.

Por último, recuerda que debes renovar las contraseñas con frecuencia, para evitar que alguien que la conozca acceda a nuestro perfil. Cuanto más la vayamos renovando, menor será el riesgo de que haya habido alguna vulnerabilidad si, por ejemplo, nos hemos conectado a una red pública, o si alguien hubiera conseguido acceso sin que nos haya sido notificado. Siempre que vayas a actualizar tu contraseña, evita utilizar aquellas que ya has utilizado con anterioridad.

En Mutua estamos comprometidos con nuestros clientes para garantizar la protección de sus datos personales. Por eso, si aún no lo has hecho, sigue los consejos para crear una clave segura y actualízala aquí.

Recientemente se han desarrollado diferentes investigaciones que buscan crear dispositivos para electrificar coches de combustión o convertirlos en híbridos. Soluciones como las que veremos a continuación buscan que el consumidor pueda cambiar a un modo de conducción más sostenible en su vehículo.

Uno de los más recientes es el desarrollado por el estudiante australiano de ingeniería Alexander Burton, bautizado como REVR (Rapid Electric Vehicle Retrofit). Este dispositivo consta de unos motores eléctricos de flujo axial alimentados por una batería alojada en el hueco de la rueda de repuesto, más un módulo de control de la energía y un mando accesorio conectado al pedal del acelerador. Cuando el usuario activa el modo de conducción eléctrica sólo actúan los motores eléctricos, que van instalados en los soportes de los discos y permiten al vehículo recorrer una distancia de 150 km con una carga completa y sin gastar nada de combustible.

A diferencia del sistema conocido como “retrofit”, que consiste en transformar un coche con motor de explosión en uno totalmente eléctrico, REVR no precisa de la sustitución del motor ni de ninguna otra pieza fundamental del vehículo.

Otras propuestas que se han desarrollado recientemente para electrificar coches de combustión o convertirlos en híbridos son el motor de la compañía alemana Mahle o el proyecto del ingeniero Pablo Escapa, patrocinado por el Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos de Telecomunicaciones (COITT) y merecedor del I Premio a la Movilidad 2021 en la categoría de investigación. En este caso, la transformación es más compleja, pues no consiste únicamente en reemplazar el motor, sino en adaptar otros muchos elementos del vehículo, no sólo mecánicos o electrónicos, sino también de software.

La gran aportación de estas iniciativas es la reducción de residuos por cambio de vehículo. Y es que 2035 es la fecha a partir de la cual la Unión Europea prohíbe la venta de coches con motor de combustión. Un plazo suficientemente corto como para que aún existan muchos coches en buen estado pero que ya no podrán circular. Muchos de estos vehículos no se convertirán en chatarra y tendrán una segunda vida gracias a este tipo de transformaciones.

A este respecto se estudian otras posibilidades de supervivencia para el parque móvil convencional, como el desarrollo de motores de combustión que utilicen “e-fuel” en lugar de combustibles fósiles, reduciendo así las emisiones globales de CO2.