Apple fue la compañía pionera en incorporar la biometría en el uso de sus dispositivos, primero para desbloquear el iPhone 5S con la huella dactilar y, más adelante, con el reconocimiento facial (Face ID). A estas soluciones, actualmente se suman muchas más, como el reconocimiento de voz o el escaneo del iris.
Estos son ejemplos de cómo la biometría ha dejado de ser asunto de la ciencia ficción para formar parte de nuestro día a día y ser capaz de identificarnos entre cientos de miles de personas. Y, además, con mayor seguridad que las contraseñas y los PIN a los que estábamos habituados, ya que éstos se pueden robar, mientras que es sumamente difícil robar un identificador biométrico, como una huella digital o un escaneo del iris. Esta combinación de seguridad y conveniencia significa que la tecnología biométrica seguirá creciendo en los próximos años y los sistemas de seguridad biométrica se volverán cada vez más comunes.
La tecnología biométrica funciona con un sistema de identificación o autenticación que recopila muestras biológicas, extrae características únicas de la persona y las convierte en datos digitales. Estos datos se utilizan para identificar y autorizar a una persona mediante el sistema de reconocimiento en función de diferentes plantillas disponibles.
La biometría se puede dividir en dos tipos: a) Según las características físicas y b) Según las características de comportamiento.
Las características físicas incluyen huellas dactilares, huellas de palmas, ojos (retina e iris), olor corporal, piel del rostro, poros de la piel, ADN, vasos sanguíneos, texturas de las manos, etc. Se las conoce como modalidades biométricas. Por su parte, las características de comportamiento incluyen reconocimiento de voz, expresiones faciales, firmas, forma de caminar, patrones de pulsación de teclas, estilo de escritura y más comportamientos únicos.
Los avances de la biometría para la identificación, autenticación y autorización han llevado a la adopción a gran escala de esta tecnología. De hecho, algunas modalidades, como el ADN, ya están siendo utilizadas por organismos encargados de hacer cumplir la ley en todo el mundo. Sin embargo, debido a las restricciones técnicas y los altos costos operativos, todavía no son comunes.
¿Cómo es el futuro de la tecnología biométrica?
En un mundo que avanza rápidamente, hemos visto más avances tecnológicos en los últimos años que en el siglo pasado. Lo mismo ocurre con la tecnología biométrica. De hecho, se espera que el mercado de la biometría alcance los 3.600 millones de dólares en un par de años y este crecimiento prometedor muestra que la tecnología biométrica es el camino hacia el futuro y, en los próximos años, veremos más avances en la tecnología y su adopción.
En resumen, la autenticación biométrica es una forma eficaz de proteger los datos y los dispositivos digitales y proporciona un mayor nivel de seguridad y comodidad que los métodos de autenticación tradicionales. De hecho, se está volviendo cada vez más integral en la forma en que llevamos a cabo las tareas diarias, nos demos cuenta o no: seguridad en los aeropuertos, acceso al móvil y autenticación, banca, aplicación de la ley, asistentes del hogar como Alexa, Google Home o Siri, acceso a edificios...
De hecho, Mutua Madrileña está a la vanguardia en esta tecnología: la implementación del reconocimiento biométrico por voz ha permitido a la compañía mejorar la experiencia del cliente en sus contactos a través de teléfono.
A medida que avancemos, el uso de la biometría seguirá creciendo y se convertirá en algo natural para muchos de nosotros a la hora de acceder a una gama de productos y servicios que integramos a diario.
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