Se están desarrollando diferentes proyectos con un elemento común: utilizan cascos (o dispositivos similares) para leer la mente del usuario que lo lleva. Y, con esa información, cada proyecto busca alcanzar una solución diferente.
Basándose en la técnica de la electroencefalografía (EEG) para registrar la actividad eléctrica del cerebro, un equipo de investigadores está tratando de leer las ondas cerebrales para crear un software que funcione como interfaz humano-computadora, o que pueda utilizarse en herramientas de relajación o de inducción al sueño. La hipótesis de la que parten es que este tipo de dispositivos permitirían conciliar el sueño hasta un 40% más rápido y reducir la frecuencia con la que una persona se despierta de noche hasta un 53%. Para funcionar, el casco incorpora unas cintas o diademas con electrodos que se activan para registrar la actividad eléctrica del cerebro.
Los cascos basados en EEG permitirán monitorear el nivel de estrés y rendimiento cognitivo de los usuarios. Además, aplicando algoritmos a la información que son capaces de procesar, podría conseguirse que el sistema reconozca "pensamientos entrenados" y pueda utilizarlos para controlar objetos, virtuales o reales, con tan solo pensar en ellos.
Aunque suenen futuristas, las tecnologías que se usan para fabricar dispositivos que lean las ondas cerebrales no son tan diferentes de las que utiliza la neurociencia en hospitales de todo el mundo como Imágenes por Resonancia Magnética (IRM) y Electroencefalografía (EEG).
Otro uso que cada vez más extendido de este tipo de tecnología es para ayudar a las personas que tienen afectada su capacidad de habla o comunicación en general por haber sufrido trastornos neurodegenerativos. La idea es ser capaz de crear un casco que lea la señal eléctrica de nuestro cerebro y la traduzca a palabras vocalizadas mediante un dispositivo, como nuestro móvil. Las señales recopiladas se amplifican y digitalizan y luego se envían a un ordenador o móvil para su almacenamiento y procesamiento de datos. Este sistema de control cerebral podría incluso permitir la eliminación del uso de teclados y ratones. De hecho, la revista Scientific Reports ha publicado los resultados de un proyecto de este tipo, que abre la puerta a nuevos sistemas de comunicación para personas que no pueden hablar y a futuros dispositivos que permitirían comunicarse directamente con ordenadores a través del pensamiento.
En esta línea, un proyecto basado en al misma tecnología que los asistentes de voz está creando un algoritmo capaz de producir discursos hablados. En este caso, en vez de entrenar al algoritmo con conversaciones, le enseñan a interpretar patrones de actividad cerebral. La idea es que, si quien lleva el implante piensa “necesito un vaso de agua”, el sistema sea capaz de identificar las señales cerebrales generadas con ese pensamiento y convertirlas en una frase.
Los cascos más avanzados aún no leen la mente debido a la dificultad que tiene entender el funcionamiento del cerebro, pero ya consiguen leer las neuronas. En este sentido, también se ha logrado desarrollar un algoritmo que reproduce la imagen que se está pensando. Gracias a la implicación de redes neuronales y al machine learning, el dispositivo es capaz de distinguir las órdenes y las filtra, permitiendo interactuar con otro software. De esta manera, el casco se convertiría en la puerta de entrada para interactuar con el mundo a través de la mente.
© Imágenes: Shutterstock
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