La IA se cuela en los hospitales para detectar hemorragias intracerebrales

Actualmente, los avances tecnológicos tienen una gran relevancia en nuestra sociedad. Éstos pasan a ser herramientas cuando ayudan a realizar grandes avances en ámbitos como el área de la salud. Uno de los últimos ejemplos más representativos de este precepto, es el uso de la inteligencia artificial (IA) para contener las hemorragias cerebrales, de tal manera que los médicos puedan a tratarlas lo más rápido posible.

Bajo un prisma neurológico, las hemorragias intracerebrales consisten en una recolección de sangre situada dentro del cerebro, concretamente en el parénquima encefálico, que se inicia por la rotura de un vaso generalmente arterial y que supone un 15% de todos los ictus.

Este subtipo de hemorragia es grave y de una alta mortalidad. Las principales causas que originan este derrame tan grave vienen dadas por la hipertensión arterial crónica, la angiopatía amiloide cerebral y la toma prolongada de fármacos antiagregantes o anticoagulantes. También pueden ser derivados de otras enfermedades como el crecimiento de células anormales en el tejido del cerebro; denominados tumores cerebrales, la ingesta de diferentes drogas, las malformaciones de los vasos o enfermedades hematológicas.

Si bien, esta enfermedad se diagnostica por pruebas de imagen al detectarse dolores de cabeza intensos, y que, bajo un tratamiento específico, se puede reducir o eliminar prácticamente, los pasos hasta su detección y posterior sanación son determinantes. Por esta razón, según publica la revista científica PNAS, la investigación médica ha puesto el foco en las últimas tecnologías como es la inteligencia artificial (IA) para detectar este tipo de hemorragias lo antes posible por medio de las anomalías diagnosticadas con total precisión y, por ende, evitar daños mayores en los pacientes que puedan padecerlas.

Este nuevo algoritmo desarrollado por un equipo científico de la Universidad de California permitió identificar en un solo segundo si una cabeza contenía signos de hemorragia e, igualmente, trazó los contornos detallados de las anomalías encontradas durante el examen, señalando la ubicación dentro de la estructura tridimensional del cerebro. Por otro lado, las hemorragias de menor tamaño que podían pasar desapercibidas durante las pruebas radiológicas se consiguieron detectar con una mayor definición gracias a este método.

Sus particularidades también ayudaban a clasificar las anomalías según su subtipo, un punto importante a la hora de aplicar a posteriori un trabamiento u otro. El nivel de fiabilidad de esta herramienta dotada de inteligencia alcanza un nivel “aceptable” de falsos positivos y ayuda a minimizar el tiempo de actuación por parte de los facultativos en medicina. No obstante, hasta ahora para que esta tecnología sea clínicamente útil, el nivel de precisión en el diagnostico deber ser casi perfecto para descartar posibles errores en el futuro.

Durante este año 2018, se ha podido comprobar como las nuevas tecnologías más potentes y diversos ramos de ciencias, en este caso, como es el ramo de la salud, han ido de la mano hasta el punto de querer conservar uno de los bienes más preciados del ser humano: los recuerdos. Ahora, tan solo nos queda espera que nuevas iniciativas dotadas de herramientas tecnológicas podrán ayudar a mejorar asuntos pendientes por solventar u optimizar.