Los últimos anuncios de Apple han dejado muchas novedades tecnológicas que digerir. Algunas han quedado relegadas de los titulares por la cantidad de información que han aportado las dos nuevas series de iphone.
Entre estos titulares olvidados está el que convierte a la tercera generación de iWatch en un wearable de salud con capacidad diagnóstica. El primer wearable que forma parte de un estudio clínico, el Apple Heart Study, anunciado durante la presentación.
En el área de la salud, se rumoreaba que Apple trabajan en una tecnología capaz de detectar el nivel de glucosa en sangre de los pacientes con diabetes a través de un sensor de la muñeca, dando la voz de alarma cuando los niveles cayeran por debajo de lo normal. Este avance, que hubiera supuesto un hito para el control de la diabetes -los enfermos siguen teniéndose que pinchar en un dedo para conocer su nivel de glucosa- parece que no ha podido ser a fecha de septiembre de 2017, pero sí se ha conseguido otro avance para la salud y es que el nuevo Apple watch 3 sea capaz de detectar alteraciones en el ritmo cardiaco.
Más allá de la utilidad de medir el ritmo cardiaco para controlar la recuperación tras el ejercicio físico, el Apple watch 3 va a ser capaz de detectar anomalías en el patrón del ritmo (arritmias) mientras estás en reposo. En concreto, durante la presentación se habló de la fibrilación atrial, un tipo de arritmia bastante frecuente que incrementa el riesgo de padecer un infarto cerebral o ictus si no se trata correctamente y, cuyo mayor problema, es que un alto porcentaje de personas que la sufren no lo saben.
Por tanto, la identificación precoz de esta arritmia que propone el Apple watch 3 es todo un reto para la salud. La esperanza es que con el Apple watch 3 muchos portadores de esta arritmia sepan que tienen un problema de salud y busquen tratamiento médico. Es, sin duda, el último ejemplo del impacto que va a tener la tecnología en nuestra salud.
Para cuantificar la capacidad diagnóstica del Apple watch 3, la compañía tecnológica ha firmado un acuerdo de colaboración con la Universidad de Stanford, en California, y con la FDA (la autoridad sanitaria estadounidense) para poner en marcha el mayor estudio médico hasta la fecha para la detección de esta arritmia en población sana y sin síntomas. El Apple Heart Study podría tener un alto impacto socio-sanitario si consigue prevenir el ictus.
Para participar en el estudio hay que vivir en Estados Unidos y registrarse en una tienda Apple y, por supuesto, llevar puesto su nuevo Apple watch3. De momento será un estudio para recoger datos de este wearable y no convierte al Apple watch en un dispositivo médico…pero, repetimos, esto es “de momento”.