En la actualidad, el dibujo de tatuajes en la piel podría tacharse de moda. Un elemento decorativo que ha pasado de identificar a guerreros en tribus en el pasado, a ser una de las formas más comunes de expresión de cualquier persona de hoy en día. Pero esta moda puede ir más allá, ya que un equipo de médicos ha diseñado un tatuaje invisible que ayuda a anticipar la detección del cáncer.
El desarrollo ha sido realizado en Zúrich por un equipo de investigadores del Departamento de Biosistemas de la Escuela Politécnica Federal, ETH, liderado por el doctor Martin Fussenegger. Después de años de trabajo, han conseguido desarrollar lo que han llamado un “tatuaje invisible con poderes”, que permite detectar la posible presencia de cuatro de los principales tipos de cáncer que se diagnostican en la actualidad: de mama, de pulmón, de la próstata y de colon.
El sensor se compone de una red genética que se sitúa en las células humanas y se capsula en un implante que mide la tasa de variación de calcio en la sangre. Cuando estas células detectan que durante un periodo largo se superan los niveles programados de calcio, generan la producción de un pigmento endógeno, lo que produce lo más parecido a un pequeño lunar que sirve para poner en alerta al portador ante el peligro que puede estar corriendo.
Aunque no se trata de un indicador definitivo de que una persona sufre cáncer, sí es cierto que el calcio puede ayudar a detectar con antelación algunos tipos de cáncer concretos. El exceso de calcio en el cuerpo es difícil de detectar de manera cotidiana, por tanto, este sistema supone un avance y una medida de prevención que no existe actualmente.
Además, según las palabras del responsable de la investigación: “el concepto de “tatuaje biomédico” también sería aplicable a otras enfermedades de evolución gradual, como patologías degenerativas y desórdenes hormonales como la diabetes o la anemia”.
Con esta detección no significa que el cáncer esté en una fase avanzada ya que, según sostiene Fussenegger, esta medida se ha desarrollado con el objetivo de facilitar la detección precoz de unos tipos de cáncer en los que este diagnóstico incrementa la posibilidad de curación en unos porcentajes muy altos.
La investigación está en una fase de experimentación y, al menos por el momento, no han realizado pruebas directamente con humanos para valorar las posibles reacciones. Los propios investigadores comentan que, aunque los resultados son positivos, tardarán al menos diez años en poder ofrecer esta solución a la población en general.
Y eso si consiguen continuar con la investigación. Los responsables de este sensor han indicado en su comunicado que, para poder avanzar con el estudio, necesitan conseguir financiación que les permita ampliar los campos de trabajo.
Esta investigación se une a una larga lista como el diseño de la piel artificial que mide el ritmo cardíaco, dando clara muestra de que la piel es uno de los sistemas del cuerpo humano que mayor información dan al usuario del estado de salud en el que se encuentra.