El ojo humano puede distinguir hasta un millón de colores distintos, pero las personas que padecen daltonismo perciben el color de forma limitada en algunas partes del espectro. La solución para ellos puede estar en unas lentes de contacto inteligentes con filtro de frecuencia creadas por los ingenieros Sharon Karepov y Tal Ellenbogen de la Universidad de Tel Aviv en Israel.
Ellos han encontrado una forma de transferir películas de corrección de color a la superficie de las lentillas. Esto supone una innovación en el mercado de la terapia para el daltonismo y, además, el proceso puede personalizarse para adaptarse también a otras discapacidades visuales.
Se estima que una de cada 50.000 personas en el mundo padece daltonismo. Se trata de una enfermedad en los receptores oculares del color, que provoca que las personas afectadas ven colores, pero son incapaces de ver algunos de ellos, como el rojo, el verde y en ocasiones también el azul.
Hace ya más de un siglo, el escocés James Clerck Maxwell, famoso por desarrollar ecuaciones para describir las ondas electromagnéticas que llamamos luz, sugirió que filtrar algunos colores podría ayudar a que brillen los menos vibrantes. Y, más recientemente, el científico Don McPherson, cofundador de EnChroma, pasó varios años desarrollando una tecnología para ayudar a los daltónicos a ver el mundo a todo color, y descubrió accidentalmente que la combinación correcta de metales de tierras raras incrustados en un material transparente podría dispersar las ondas de una manera que lograse el nivel correcto de filtrado de luz. Karepov y Ellenbogen han dado un paso más con sus lentillas correctoras.
Es cierto que en el mercado ya existen gafas que pueden corregir la deuteranomalía (la forma más habitual de daltonismo en la que el fotorreceptor responsable de detectar la luz verde responde a la luz asociado con colores más rojos), pero son muy grandes y costosas. Ahora, por primera vez, se han realizado avances con dispositivos más cómodos y compactos. El mayor ejemplo son las lentillas de los ingenieros de Israel, cuyo estudio ha sido publicado por la revista científica Optics Letters.
Sharon Karepov explica que la ingeniosa tecnología que hay detrás de estas lentillas correctoras de color ayudarían a solventar los problemas que suelen interrumpir las rutinas diarias de los daltónicos al no distinguir el color rojo del verde como por ejemplo ver si un plátano está maduro: “Nuestras lentes de contacto usan unos dispositivos ópticos ultrafinos, llamados metasuperficies basadas en elipses de oro de tamaño nanométrico para crear una forma personalizada, compacta y duradera de abordar estas deficiencias”.
Los ingenieros, sin embargo, consideran que su tecnología de filtrado para su reparación tiene más que ver con las extrañas propiedades ópticas de las metasuperficies (pequeñas variaciones superficiales destinadas a alterar la forma en que la luz se refleja o pasa a un material). Estas metasuperficies decidieron fabricarlas de manera tradicional, ideando un método para transferir la película delgada de 40 nanómetros a una lente curva.
Y aunque la lente de contacto resultante aún no ha demostrado su eficacia en las pruebas clínicas, las simulaciones de laboratorio, usando la Prueba de Ishilara, han demostrado que la percepción de color y los contrastes de color podrían ser 10 veces mejores con estas lentillas.
El futuro para este invento es prometedor como lo son también los avances que se producen de cara a otras muchas enfermedades poco comunes o denominadas raras. Así por ejemplo, está el parche que detecta la fibrosis quística desarrollado por el CSIC o el tatuaje invisible capaz de detectar los primeros síntomas del cáncer... ambos ejemplos de que los avances tecnológicos, la IA y el talento de los investigadores son signos de esperanza para diferentes enfermedades y patologías.
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