Las enfermedades raras son aquellas afecciones cuya incidencia de casos es muy baja, pero que afectan a más de un 7% de la población mundial. La dificultad que entraña su diagnóstico, junto al hecho de que se trate de enfermedades minoritarias, provoca que el apoyo en la investigación no obtenga tantos fondos como otras enfermedades más generalizadas en la sociedad. A pesar de ello, existen entidades como Fundación Mutua, que anualmente apoya la investigación en ámbito de las enfermedades raras o el CSIC que ha conseguido desarrollar un parche para detectar la Fibrosis Quística.
Cualquier buena noticia en el ámbito de la salud es motivo de alegría, y más, si se trata de resultados de investigaciones que permiten prevenir enfermedades que pueden resultar mortales hoy en día. En esta línea, en España, a pesar de que los fondos para investigación son limitados, existen equipos con una alta cualificación que cada año ofrecen resultados capaces de dar cierta luz a determinadas enfermedades. El último ejemplo ha sido el desarrollo de un parche inteligente por parte de un equipo del CSIC que permite mejorar la vida de pacientes que sufren Fibrosis Quística.
La Fibrosis Quística es una enfermedad rara de origen hereditaria que representa un gran problema de salud sobre todo en Occidente. Su origen se debe a mutaciones en un gen que codifica una proteína en el organismo CFTR, encargada de transportar el cloro, sal y agua en las células epiteliales responsables del sudor, moco y jugos gástricos. Al verse alteradas, se trastorna la función de algunos órganos y da origen a la formación de quistes en el páncreas.
Por esta razón, el CSIC ha patentado un dispositivo inteligente capaz diagnosticar y paliar algunos de los efectos de esta enfermedad genética, dado que su diagnóstico precoz puede prolongar la esperanza de vida y mejora la calidad de ésta.
Su diseño es simple y está disponible para el alcance de todos. Este parche consiste en una tira de papel para la piel de 8 centímetro de largo por 4 de ancho provisto de una batería y de un sensor que es capaz de generar más o menos potencia según la conductividad del líquido con el que se moja con las zonas del cuerpo que producen secreciones.
El parche será el encargado de activar la reacción electroquímica de los dos electrodos instalados en el papel tras absorber el líquido en unos segundos. Si el líquido analizado es más conductor (más cloruro), el dispositivo generará más potencia y, si es menos conductor, tendrá lugar el efecto inverso, dando como resultado un diagnóstico de la enfermedad.
Los científicos encargados de esta patente ya están buscando otras aplicaciones como analizar el sudor de los deportistas o analizar el nivel de salinidad del agua de riego.
Éste es uno de los múltiples ejemplos de que la tecnología cada vez está más comprometida con mejorar la salud como la aplicación móvil “Semáforo del Alzheimer”, que permite realizar un diagnóstico precoz de una de las enfermedades más letales para nuestro cerebro o el tatuaje invisible que permite detectar el cáncer de forma precoz.