La tecnología de la salud ya es una realidad y los avances tecnológicos en los llamados wearables es una prueba de ello. Cada vez son más los smartwatch y pulseras de actividad que incluyen funciones como la monitorización de ritmo cardiaco, llegando incluso a formar parte de estudios clínicos como el caso del Apple Watch 3.
Pero si hay algo que verdaderamente constituya una revolución en este tipo de dispositivos es la llamada piel artificial. En este campo, un grupo de investigadores de la Universidad de Tokio ha desarrollado una pantalla elástica de piel artificial que funciona como monitor de ritmo cardiaco a tiempo real.
Esta piel artificial o e-skin es como un electrodo a escala nanométrica. Combina en un sistema integrado una pantalla flexible de un milímetro de grosor hecha de goma que se ajusta perfectamente a nuestro cuerpo, con un sensor ultraligero transpirable y un módulo de comunicación inalámbrica. Este monitor funciona también como una pantalla de microLED que muestra visualmente la información en la propia piel y envía avisos en tiempo real la información a un móvil o a la nube.
No solo se trata de un monitor de ritmo cardiaco, esta piel artificial mide la presión sanguínea, la actividad eléctrica producida por los músculos y la temperatura corporal, gracias a este sistema integrado de sensores biomédicos, llamado “electrónica de la piel”.
La e-skin puede soportar estiramientos sin sufrir la pérdida de ninguna de sus propiedades. Su inventor, el profesor Takao Someya, señala que además de un uso hospitalario, esta piel artificial será de gran ayuda para el seguimiento de pacientes y ancianos desde casa, mostrando gráficos simples pensados para facilitar el acceso a la información. Una pantalla cuyo uso podría expandirse en un futuro en otros ámbitos como la construcción, permitiendo a operarios consultar manuales en su propia piel durante los trabajos o, cómo no, para los deportistas.