No son de carne y hueso, pero la tecnología avanza tanto que es muy probable que, dentro de poco, los robots sociales, aparatos pensados para hacernos la vida un poco más fácil, formen parte de nuestro grupo social de referencia.
La robótica es hoy una de las grandes tendencias tecnológicas que avanza a pasos de gigante dadas las posibilidades que ofrece en ámbitos tan dispares como la salud, la ciencia o la educación, como así se expuso en uno de los congresos mundiales en la materia, la Global Robot Expo. En concreto, un concepto que está cobrando fuerza es el de robot social, con muchas utilidades en campos asistenciales y sanitarios. Pero, ¿qué es un robot social?
Podríamos definirlo como un compañero de última tecnología capaz de mejorar la vida de una persona gracias a la aplicación de su inteligencia en el recuerdo de alertas para que no olvide tomar su medicación, para que siga hábitos saludables, como una dieta equilibrada, realizar ejercicio físico diario e incluso para mantener una mente activa ya que son capaces hasta de darnos conversación.
Estos “amigos” funcionan, en definitiva, como un asistente que te da consejos para mejorar tu calidad de vida. Sus potentes hardware ofrecen múltiples opciones para poderlos programar y configurar al gusto, para que interactúen con su entorno, según las necesidades en materia de salud asistencial de cada uno.
De momento, ya existen robots sociales con nombres e incluso apellidos, como Nao, Pepper, de SoftBank Robotics, o Antonio Machín. En Japón, las primeras mil unidades de Pepper se vendieron en apenas un minuto. Un auténtico furor.
En general, estos robots sociales están específicamente pensados para convivir y relacionarse con seres humanos. No en vano, pueden interpretar el estado de ánimo de las personas, de su entorno y modificar su comportamiento en base a su programación. Reconocen sonidos, gestos, expresiones y tacto, gracias a sus sensores táctiles y de sonido y a sus cámaras 3D, lo que les permite interpretar de forma detallada el entorno.
Su precio es todavía elevado: Pepper puede adquirirse por entre 17.000 y 20.000 euros y Nao, por unos 6.000 euros. Pero todo apunta a que su elevada demanda y competencia tirará a la baja de los precios en el corto-medio plazo. ¿Te animas a ampliar tu círculo de amigos con uno de estos robots sociales?
Sus funcionalidades son muchas. Y, lo más importante, seguro que te caen bien, ya que están especialmente programados para empatizar con la gente, para dar información, conversar o entretener. Los robots sociales se configuran con el objetivo de resultar amigables, de ofrecer información cercana, que puede incluso operar como bálsamo psicológico, como terapia en momentos de soledad, para ayudar en el autocontrol emocional... Tener buenas dotes en comunicación, ser empático y don de gentes son algunas de las cualidades que traen de serie. Una buena carta de presentación para empezar, ¿verdad?
Si ya has apostado por la domótica para hacer de tu casa un hogar inteligente y seguro, lo próximo es contar con un robot sociales. ¿Chico o chica? Ve pensando nombres.