Conducir a una velocidad inadecuada es la tercera causa de accidentes de tráfico y, en muchas ocasiones, el exceso de velocidad se produce de manera inconsciente o involuntaria. No ver una señal de limitación en un tramo concreto o percibir una falsa sensación de seguridad al circular más rápido de lo permitido en un vehículo moderno, pueden ser causas que provocan este tipo de situaciones y ponen en peligro la seguridad vial.
Para evitarlo, la DGT ha anunciado la obligatoriedad, a partir de 2024, de que todos los coches nuevos vendidos lleven incorporado de serie el sistema de velocidad inteligente o ISA (Intelligence Speed Assistance). Una obligatoriedad que se adelanta para todos los modelos homologados a partir de julio de este mismo año.
El asistente de velocidad ISA funciona mediante un sistema combinado de reconocimiento de las señales de tráfico a través de una cámara instalada en la carcasa del espejo retrovisor y el propio equipamiento GPS del vehículo, que suele incorporar en sus mapas los datos sobre los límites de velocidad. La información obtenida se transfiere al control de crucero adaptativo (ACC) y avisa al conductor si está sobrepasando el límite de velocidad. Además, el software asociado al sistema podrá encargarse de que el vehículo no supere ese límite adaptando las prestaciones del motor para mantener una velocidad constante y permitida en esa vía.
El margen de error declarado por los fabricantes ronda el 10% y es más frecuente en situaciones complicadas como tramos en obras, vías paralelas muy próximas entre sí y con distintas limitaciones de velocidad o condiciones climatológicas adversas. Por eso, el asistente de velocidad puede ser desconectado manualmente para que sea el conductor quien decida finalmente cómo adaptar la conducción a las condiciones reales. Esto se podrá hacer, bien mediante un botón o pisando enérgicamente el acelerador. Sin embargo, y aunque la DGT no ha concretado fechas, el objetivo final es que el sistema funcione de manera permanente.
Por el momento, el modelo obligatorio aprobado para esta primera fase cuenta con tres niveles de funcionamiento: informativo, de advertencia y obligatorio. El primero se limita a emitir una señal que avisa al conductor si está excediendo la velocidad permitida. El segundo añade al aviso un incremento en la resistencia al pisar el pedal del acelerador y, el tercero, es el que impide por medios electrónicos que se supere la velocidad máxima hasta que el asistente es desactivado por el conductor.
Esta medida es la adaptación de una norma procedente de Bruselas, con las que la Unión Europea busca mejorar la seguridad de los vehículos nuevos a través de la tecnología. Forma parte de un paquete de medidas que incluye también: frenada automática de emergencia, sistema de mantenimiento de carril, detección de marcha atrás, detector de fatiga y atención, avisador del uso del cinturón en las plazas traseras, información de ángulo muerto, control de presión de neumáticos, alcoholímetro, registrador de incidencias (Event Data Recorder) y actualización de las pruebas de choque EuroNCAP.
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